Oncle Jules
Los habitantes del pueblo expresionista tienen la costumbre de privarse de vida y de sentimientos durante el día pero durante la noche sus casas reclaman vida propia con un interés usuario a sus irreales habitantes.
Las filas de casitas contrahechas reclaman su venganza y se ponen en guardia ofreciendo unas imágenes llanas de una maldad indecible. Los portales se convierten en bocazas abiertas con afilados dientes y con gargantas capaces de arrojar llamadas estridentes.
La luz de un farol explora los rincones oscuros de las callejuelas que irremisiblemente llevan a tabernas y burdeles cercanos al puerto, el pavimento es incierto, irregular, lleno de socavones con forma de vulva, los siniestros personajes que pululan por allí carecen de alma.
Texto y fotos:Oncle Jules.
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