Empiezo en esta sección comentando un film muy destacable de Friedrich Wilhelm Murnau, PHANTOM, dado por perdido durante décadas. He escogido este irregular pero muy interesante film por no comentar otras obras más representativas de este génio de la poesía cinematográfica que éra Murnau, como son: "Nosferatu", "El último", "Fausto", "Amanecer" y "Tabú", pués internet vá bién saturado de comentarios sobre ellas; de hecho, también está muy bién surtido sobre comentarios elogiosos hacia PHANTOM, así como de carátulas, fotografías, críticas y curiosidades acerca de esta película.
Pero considero que cuando una obra llega al nivel de las obras maestras de Murnau antes citadas, todo comentario crítico sobre ellas suena a déjà vu.
El film que nos ocupa se consideraba como perdido, como diversos filmes tempranos de Murnau; en 2.002 fué recuperado el negativo original de 125 minutos para esta obra de la que paso a hablar a continuación. Este film es un hallazgo arqueológico y no seré yo, precisamente, la que hable mal de las mómias egípcias.Pero considero que cuando una obra llega al nivel de las obras maestras de Murnau antes citadas, todo comentario crítico sobre ellas suena a déjà vu.
Murnau dispuso para esta obra unos tintados que particularmente me parecen horrorosos, los intertítulos de los cartelones están todos en un incomodísimo verde lechuga, y Robert Israel hace un más que encomiable trabajo con la partitura.
Mi sobrino Jules, en un alarde de cretinismo, afirma que yo tengo muy mala leche comentando las películas, no le hagan ni caso; este film combina momentos magistrales con otros sumamente ridículos, por culpa del folletinesco guión que escribió Thea von Harbou y del obstruccionismo del productor, Erich Pommer, quiénes conspiraron para cargarse la psicología que contenía la novela por entregas en la que se basa el film, escrita por el premio Nobel de literatura en 1.912 Gerhard Hauptmann, -este venerable anciano de la fotografía de color verde, que recita en el campo-.
Los cámbios efectuados en el texto original, aparte de indignar al anciano escritor y catedrático, le sientan al film como cién patadas; menos mal que estaba allí el génio Murnau con su talento funcionando al máximo. A pesar de esto este film pinchó en taquilla.
Aviso a navegantes, contiene SPOILER, los finales que no me gusten serán destripados sin compasión.
Esta es la historia de un hombre bueno y apocado, funcionario menor del ayuntamiento de Breslau, este individuo anónimo se cansa de vivir miserablemente y comienza a perseguir un sueño imposible, viviendo a partir de entonces entre el mundo real y el mundo onírico; tránsitos que le conducen hasta el crímen. Como vemos, la película va del naturalismo al expresionismo, pero lo hace de forma brusca y forzada; con el melodrama más exacerbado haciendo su fatal aparición en momentos puntuales de la trama.
Jules ya escribió sobre "EL PECADO DE HAROLD DIDDLEBOCK" de Preston Sturges, película que, como la que nos ocupa, trata sobre la transformación de un individuo tristón y muy gris en un payaso de féria; y que como en la película que comento, su protagonista consigue al final sus metas en la vida, un final imposible. Pero será mejor que empiece por el inicio de "PHANTOM", película que comienza por el final, -con un flash-back,vaya-.
Una familia muy disfuncional en un espacio inhabitable, y en la calle sardinas entre tiburones.
Lo primero que llama mi atención, -y no para bién-, es que el hierático protagonista del film, (Alfred Abel), es demasiado mayor para el papel que tiene que interpretar, una cosa es que haga del hijo mayor de su madre y de hermano mayor de sus hermanos, ¡pero es que tiene cincuenta y pico años!
En esta película notamos una novedad dentro del cine de Murnau, destaca especialmente el reparto femenino,-la cuál cosa resulta muy extraña en un director que no admiraba precisamente la belleza femenina-, ya que en su cine las mujeres solían ser muy hombrunas y los hombres éran efebos imberbes, -su gran debilidad-, y afeminados.
El mundo de Lorentz Lubota lo habitan: una madre ajada y sufriente (Frieda Richard); una hermana mediana frívola y voluptuosa que se prostituye en plena república de Weimar (Aud Egede Nissen); una vecina loca por los huesos de Lorentz (Lil Dagover); una tía rica que és una arpía mezquina y gorda (Grete Berger); una niña bién y una peligrosa entretenida sin corazón (los dos últimos papeles están interpretados por la misma actriz, Lya de Putti),-la actriz preferida de la Sally Bowles de "Cabaret" de Bob Fosse (1.972)-.
Lorentz vive con su anciana madre y con sus dos hermanos en un nauseabundo chamizo, cuyo techo parece que vaya a desplomarse sobre la cabeza de sus habitantes de un momento a otro, las paredes de la choza están tan súcias que parece que esta família mate las chinches con un soplete; lo que sorprende es que el departamento de sanidad no haya condenado esta vivienda dónde las ratas deben de campar a sus ánchas; no es de extrañar que los dos hermanos mayores abandonen esta chabola que parece de protección oficial.
El hijo menor de mamá Lubota, (Hans Heinrich von Twardowski, también guionista de la película), se está labrando un futuro como pintor, y desde luego viendo su amaneramiento, parece muy sensible; es de suponer que pronto encontrará un mecenas poderoso que le llevará por otro camino distinto al del arte; pero al menos de momento ama a su madre, la cuída y se le vé estudioso y aplicado. Esta familia se descompondrá a marchas forzadas a lo largo del desarrollo del film. Ver las grandes y puntiagudas sombras que proyectan todos estos personajes.
Lorentz es atropellado en la calle por Verónika Harlan, una jovencita de la clase alta a la que su padre le ha regalado una carroza tirada por dos purasangres blancos.
El destino,-o la muerte de la realidad-, está representado por ésa burguesita que se divierte galopando velozmente mientras otros sufren a su alrededor; -una idea parecida volvería a ser retomada por Jean Cocteau en "El testamento de Orfeo" en la que la muerte éra una elegante aristócrata que viajaba en Rolls Royce custodiada por un séquito motorizado-.
Murnau es, -junto con Chaplin-, el director más imitado y plagiado en todos los países del mundo de toda la historia del cine.
En realidad Murnau lo que hizo fué subvertir la vieja idéa tan germana de que la muerte es un viejo decrépito, -o un esqueleto-, vestidos de monjes y sosteniendo una enorme guadaña en una mano y un reloj de arena en la otra, que viajan en un carromato destartalado y chirriante tirado por una mula torda que parece que tenga la peste equina, como aparece en "La carreta fantasma" de Viktor Sjöstrom.
Un poco de psicología de manual: sueños con falos enormes y con profundas vaginas.
Tras el atropello, a Lorentz le despiden de su trabajo en el ayuntamiento por ser poco puntual, por dedicarse al absentismo laboral y por no dar ni golpe, ¿una ironía?; así que el hombre comienza a visitar de forma obsesiva la mansión dónde vive la chica que le arrolló en la calle con su carroza, Veronika Harlan, la visita tanto en el plano real como en fantasías. Llegando incluso a pedir la mano de la chica a sus padres; ¡el colmo del absurdo!; un tipo con una chaqueta raída no franquearía nunca el úmbral de una mansión aristocrática; el mayordomo le echaría a patadas y avisaría a la policía o a los loqueros. Además, en una ocasión anterior Lorentz organizó un escándalo nocturno frente a la puerta de la mansión.
Thea von Harbou éra una burguesa pronazi que escribía folletines y guiones, pero sabía muy poco, o nada, acerca de la pobreza; por áquel entonces la von Harbou estaba casada con el gran rival de Murnau en Alemania, Fritz Lang. En mi opinión, los mejores guiones que escribió fueron "Las tres luces" y "M", (dirigidos por su marido Fritz Lang), y "Mikael" de Carl Th. Dreyer.
Lorentz Lubota, como James Stewart en "Vértigo" de Alfred Hitchcock, encuentra a una chica idéntica a Veronika Harlan, Melitta, la hija de una condesa arruïnada, que ejerce de alcahueta de su propia hija a tiempo completo; las dos pájaras conducirán a Lorent Lubota hasta un destino fatal, que pasa por el desfalco, el allanamiento de morada con el propósito de robo y finalmente hasta el crimen, -delito que personalmente no comete pero del que és cómplice-.
Lorentz comienza a vivir en un duermevela, incapaz de reaccionar ante los graves abusos de los que será objeto, y de los que es perfectamente consciente, su mente oscilará entre el "dolce far niente" y la brusca vuelta a la realidad, con los remordimientos que esto le acarrea a un alma tan sensible y torturada como la suya, pero sin llegar nunca a perder su identidad de cucaracha, ni su imán para atraer a todos los maleantes de la ciudad.
Como el dinero que le ha estafado a su tía, una usurera, le quema en las manos, Lorentz imagina que las casas de Breslau se le echan encima, (Como en "El último" 1.924), y que los puntiagudos tejados, como capirotes de nazarenos, o como falos, le persiguen en sombras; -soñar con falos que le persiguen a uno es muy gay-; pero especialmente su obsesión fantasmal, como he dicho antes, tiene que ver con una Veronika Harlan soñada, la joven del coche de caballos, la niña bién le atropella dos veces más en sueños, en otro sueño Lorentz persigue a Veronika hasta su casa, -como hizo yá en estado de vigilia-; también imagina que Veronika le hace entrega de las llaves de la ciudad y que a continuación le besa en la boca. Mientras está con Melitta, Lorentz imagina que compra flores, vestidos y complementos a Veronika, (hay planos interesantes en este sentido, tanto soñados como vividos por Lorentz, imágenes duplicadas y equívocas de Melitta y de Lorentz reflejados en espejos dobles de miradores); Lorentz sabe perfectamente que todos los vividores de la ciudad que pululan por los clubes nocturnos, -entre ellos Melitta-, se están riendo de él a mandíbula batiente pero no puede despertar de su fatal pesadilla. (Un momento de "cámara desencadenada" que Murnau vuelve a repetir en "El último", que como he indicado no és el único plano que repite del film "PHANTOM" en otra película suya).
Lorentz es tan plenamente consciente de su obsesión autodestructiva que la imágen se desfoca y vemos a Lorentz completamente arruïnado, muy mayor, solo, alcoholizado y momificado en una casucha cochambrosa y oscura, casi un zulo; -sueño que no tiene sentido al haber sido cambiado el final del filme-.
De los sueños del filme destaco dos de ellos, hay un momento particularmente maravilloso que és el que tiene lugar en un coche de caballos: Lorentz ha comprado a Melitta una cantidad obscena de regalos, la transparencia está partida en dos pantallas independientes, barrera que separa y distancia a estos dos personajes. (Lo siento, no he podido encontrar una fotografía de este hermoso y eficaz plano).
Y especialmente está el sueño dónde un ciclista rueda por un tunel, (ver la foto roja), con una grúa que nos distáncia más y más de Lorentz y Melitta, quiénes se están comiendo sendos filetes con ánsia. Está claro el simbolismo, ¿no?; Melitta permite a Lorentz "dárse el filete" mientras le compre cosas, y Lorentz és un reprimido que sueña día y noche con la vagina de Veronika Harlan, -representada por ése túnel que parece no tener fín, dónde Lorentz estaría deseoso de dar tantas vueltas como ése ciclista, incluso de vivir en ése útero, o de no haber salido nunca del refugio seguro que ofrece la vulva materna-.
(Otro de los paralelismos entre "Vértigo" de Hitchcock y "PHANTOM" de Murnau, esta grúa).
VOY A DESTRIPAR EL FINAL.
El final es una imposición del productor; tiene lugar un robo nocturno en casa de la usurera que parece sacado de la obra de teatro española "Los ladrones somos gente honrada" de Enrique Jardiel Poncela; una escena muy mal escrita que contiene detalles tan absurdos como un cartero extraviado repartiendo correo ¡a las 12 de la noche!
Este final tiene detalles muy hermosos y "Dostoyevskianos", -Murnau éra un grandísimo director y por todas partes hay estallidos de maestría-. Murnau éra muy inteligente y no estaba satisfecho con el guión a partir del cuál trabajaba, así que recurrió al final de la novela "Crímen y Castigo", lo que constituye un acierto.
Tras el crímen Lorentz acepta su condena y la policía le detiene sin problema, lo contrario del amante de su hermana, asesino, proxeneta, ladrón y gigoló, que se resiste con todas sus fuerzas a la detención.
Lorentz Lubota entra en una prisión resignado y dispuesto a purgar sus pecados, las altas puertas de entrada a la cárcel le engullen y una véz lo han hecho se cierran; fundido a negro. Un número indeterminado de años más tarde, Lorentz Lubota sale de la cárcel, ha expiado sus pecados con la misma resignación con la que cargó con su culpa y con la de otros. Las altas puertas de entrada del calabozo se abren ante él de par en par, son como las puertas del cielo; (Vittorio de Sica copió estos planos en el prólogo de la estupenda "Milagro en Milán" (1.950).
La película tiene un post-escriptum totalmente increíble, en lugar de suicidarse en su celda, Lorentz Lubota y la hija de un encuadernador y vecina suya, que siempre estuvo enamorada del antihéroe, ha dispuesto un futuro para los dos juntos una véz Lorentz salga de la cárcel.
Lil Dagover, quién siempre hacía de chica buena y bobita, prendiendo interpretar a mujeres valientes y sufridas, y el soso expresidiario vivirán en un lindo chalé en el campo, en otra ciudad; así un hombre que escribía poemas de amor muy malos, un emborronacuartillas vúlgar, se convertirá en un escritor de fama y riqueza al escribir su autobiografía. A Murnau todos los productores le secuestraron todas sus películas.
Un comentario de la Sra. Bates.
PHANTOM escenas romanticas y pesadillescas del film