Director: Juan Estelrich, bajo la supervisión de Luis García Berlanga
Guión: Rafael Azcona y Luis García Berlanga
Fotografía: Francisco Sempere (B/N)
Montaje: Rogelio Cobos
Decorados: Luis Puig
Música original de: José Pagán y Antonio Ramírez Ángel
Producida por: Juan Julio Baena para Estudios Moro S.A.
Género: Comedia picaresca | Cortometraje
Reparto: José Luis López Vázquez (Julián 'el torillo'); Antonio Martínez (Víctima de la estafa); Antonio García Quijada (Don Hilario); Goyo Lebrero (Próxima víctima); María Luisa Ponte; Chus Lampreave; Luis Ciges; Jesús Martín Heredia; José Luis Marín; José Orjas; Lorenzo Robledo; José María Tasso; Pedro Beltrán; Xan das Bolas; Luis García Berlanga.
Trama: Desde el patio de una carcel franquista, Julián, un cutre timador, rompe la 'cuarta pared' y cuenta a cámara como intentó colocar un tranvía de Madrid a un rico e inculto agricultor aprovechándose de su ingenuidad. Julián y su panda de colaboradores montaron una gran escenografía haciendo creer al "tonto" del pueblo que eran dueños de un tranvía de línea y que estában dispuestos a vendérselo. La víctima no sólo cayó en la trampa sino que empujó a otro amigo suyo del pueblo a hacer lo mismo. Finalmente, los estafadores fueron reconocidos, y Julián fué capturado mientras intentaba vender una baliza aerostática robada en una Base Americana.
En principio este iba a ser el piloto de una serie titulada "Los pícaros", que al final no llegó a realizarse al no pasar censura.
Luís García Berlanga i Martí (mi director español favorito, después de Buñuel, claro) hizo exámen de conciéncia tras los avatares del rodaje de "Los jueves, milagro" (1957), -film en el que la censura eclesiástica intervino con tanto ahínco, imponiendo un moralismo totalmente exacerbado y ajeno por completo a las intenciones iniciales del director valenciano, que este se vió obligado a abandonar el rodaje-; y con excelente criterio se unió con el grandioso guionista Rafael Azcona en la elaboración de este piloto para una série de televisión sobre la picaresca moderna que jamás vería la luz*; iniciando así una de las colaboraciones entre un director y un guionista más fructíferas desde Billy Wilder y I.A.L. Diamond, Vittorio De Sica y Cesare Zavattini o Federico Fellini y Ennio Flaiano.
*Este piloto no llegó a estrenarse por contener escenas consideradas anticlericales como: esa falsa supervisora de las hermanitas de los pobres (María Luísa Ponte) que entra en un café a pedir limosna y le pregunta a una buscona dónde ha comprado sus zapatos de tacón; o esa falsa piadosa (Chus Lampreave) que utiliza una iglesia como tapadera para cerrar un timo que convierte en víctimas a unos paletos de pueblo (unos inmensos y muy humanos Antonio Martínez y Goyo Lebrero) con el pretexto de la compasión por un hipotético padre moribundo.
Además existen otros elementos de sátira social tan corrosivos como: los timadores de esta historia están perfectamente organizados y jerarquizados; y el tranvía de línea es un claro símbolismo del casi inexistente avance -tanto cultural como tecnológico- de la España de la época. Al final, el timador y el timado acaban corriendo la misma suerte.
Este simpatiquísimo cortometraje bebe mucho de la comedia norrealista italiana (De Sica, Monicelli). Esta maravillosamente orquestado por un equipo técnico imbatible, e interpretado por algunos de los mejores nombres del cine español, -cada uno de ellos perfectamente ajustado a su rol-; todos ellos siguieron trabajando durante décadas, hasta que les llegó la muerte.
A esta historia picaresca basada en un hecho real, se le han introducido pinceladas tan surrealistas como: en el patio de una carcel franquista los presos comunes bailan con hula hoops a toque de pito; un hombre grís que se gasta todo cuanto gana en su futuro entierro y en un mausoleo de primera clase, y un empleado de pompas fúnebres le pone unas alitas de ángel -de atrezzo- en la espalda al hombre para hacerle una réplica en mármol; un grupo de timadores acechan a su próxima víctima desde unos urinarios públicos y un homosexual, que se ha acercado al grupo de hombres, recibe una colleja; "el torillo" (genial, como siempre, José Luís López Vázquez) trata de vender a un paleto (cameo de Luís García Berlanga) un prototipo americano de globo aerostático, -de los usados cuando el Plan Marshall para enviar paquetes a los barrios pobres-, que sirve, según este timador, para "regar naranjos desde el aire".
¡Que lo disfruten!
http://youtu.be/y97BIVpyaEo
Una aguda observación costumbrista de la postguerra española, un acopio de humor corrosivo, palabras ingeniosas, lucidez, amargura, pesimismo, sonrisas inesperadas, guiños de cómplice, una prosa clara y un ingenio dificil de encontrar, son las cualidades que reúne Rafael Azcona; uno de los guionistas mas prestigiosos del mundo y un escritor de primera magnitud. Vean la narración mediante voz en off del inicio de este corto que comento, como muestra de su gran talento:
JULIÁN 'EL TORILLO': "El Café Oriental era uno como tantos otros. Con su clientela fija hecha a base de eternos escritores noveles, de sosegadas madres lactantes, de matrimonios aburridos de sí mismos, de novios ilusionados y enamoradísimos; y, ¡como no!, de conspiradores, a vueltas siempre con sus consignas.
En fín, pensé que había perdido otro día más y estuve a punto de invitar al cine a aquella chica que tomaba anís en la barra; y ¡lo que son las cosas!, aquella chica me descubrió, sin querer, lo que yo andaba buscando desde hacía tanto tiempo.
¡Daba gusto verle!, era un hombre de pueblo metido en años y en carnes, y convencido de que nadie le podía tomar el pelo; desconfiado, ¡desconfiadísimo! Y... y... con dinero, ¡con muchísimo dinero! Este sí que era el tipo ideal.
Fíjense bién en él, pertenece a la clase de gente que no suelta ni un real por las bravas, pero que se empeñan en meterle a uno el dinero en el bolsillo si se les trabaja bién.
No lo dudé más y corrí a avisar a mis muchachos, que ya tenían ensayados sus papeles."