Títulos españoles: "ÉSAS RARAS OCASIONES"./ "CIERTOS PEQUEÑÍSIMOS PECADOS"./
"CUENTOS ATREVIDOS PARA ALGUNAS OCASIONES".
País: Italia Produccion: Fausto Saraceni para Rizzoli Film Distribución: Cineriz
Me moría de ganas por analizar esta película estructurada originalmente en tres episodios dirigidos por tres grandes directores como son Nanni Loy, Luigi Magni y Luigi Comencini. Los tres segmentos oscilan entre la comedia italiana tradicional y el enredo sexual -própio de la época del destape en la que fué rodada la cinta y en la cuál se desarrolla-.
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Nanni Loy
El episodio dirigido por Nanni Loy: "EL SUPERMAN ITALIANO", (con el lamentable comicastro Paolo Villaggio empeñado en seguir perpetrando un humor nauseabundo en la línea de su casposo personaje del oficinista Fantozzi), es tan incómodo y vúlgar que el própio director no quiso firmarlo, -cosa comprensible pues no es más que una búrda broma estirada como un chicle-. Por respeto al interesantísimo N. Loy (' Detenuto In Attesa De Giudizio', 1971), y a mis lectores, no comentaré tal cútrez; su título ratifica por sí mismo el epíteto que utilizo para definir el mediometraje en cuestión.
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Episodio: "EL CABALLITO SUECO" ("Il Cavalluccio Svedese") 40 min.
Dirección: Luigi Magni
Guión: Rodolfo Sonego
Fotografía: Armando Nannuzzi (C.)
Música de Piero Piccioni
Con: Nino Manfredi (Antonio Pecoraro); Olga Karlatos (Giovanna); Giovanella Grifeo (Paola); Jinny Steffan (Cristina); Bryan Rostron (El novio de Cristina)
Sinopsis: Antonio es un arquitecto de mentalidad muy retrógrada, está casado con la hermosa Giovanna por la que sufre celos en siléncio. Antonio trata de controlar a su hija Paola, de forma obsesiva. El resultado de esta hipocresía es que madre e hija ocultan su vida privada a Antonio.
Un fin de semana Giovanna y Paola se marchan a Pompeya sin Antonio, que se queda en la ciudad trabajando. La calma desaparece cuando llega de vacaciones a la casa la muy deshinibida y descarada Cristina, la hija de un colega sueco de Antonio. La emancipada Cristina se pasea por la casa, y delante de Antonio, en pelota picada; y durante la cena la muchacha pone de manifiesto que de niña estaba enamorada de él.
Llega la hora de acostarse y Cristina no quiere dormir en el cuarto, própio de una niña, de Paola
-con muñecas, peluches y cómics de Snoopy-; así que aprovecha una furibunda (y muy oportuna) tormenta para deslizarse hasta la cama de Antonio...
A la mañana siguiente Antonio recibe una llamada de su hija Paola dónde esta le dice a su padre que se ha quedado a dormir en casa de un chico. Y Cristina, convencida de que la família de Antonio es tan liberal como la suya le cuenta a Antonio que su padre y Giovanna tuvieron una breve, aunque intensa, relación física.
Cuando regresa Giovanna, el estado de ánimo -aparentemente frío- de Antonio se rompe cuando este suelta una lacónica frase final: "No pretendo saber nada, pero cuando quiero puedo saberlo todo".
Luigi Magni
Comentario: Luigi Magni ('In Nome Del Papa Re', 1977), haciendo gala de la ligera ironía que le caracteriza, husméa en la relación que mantienen los miembros de la família Pecoraro. Magni introduce el elemento sexual como algo que discrimina socialmente, o por edad, a los miembros de una misma família. Un hogar dónde reina la hipocresía, y dónde nisiquiera se encuentra la solución final al principal problema que tienen: Antonio descubre que su mujer y su hija llevan una doble vida.
No se comunican entre ellos. Paola es una hija rebelde y Giovanna es una mujer adúltera pero ámbas justifican sus acciones, incrementando los célos mórbidos que se apoderan de Antonio.
La última frase hay que leérla entre líneas. Es divertida sin resultar vúlgar. La batuta está llevada por mano experta, aunque si no hubiera estado interpretada por ése monstruo cinematográfico que era Nino Manfredi (¡que cara de circunstáncias la de ése hombre!) sería una películita erótica light, sin más. A destacar unas maravillosamente bellas Olga Karlatos (la belleza serena en la madurez) y Jinny Steffan (el esplendor de la juventud).
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Episodio: "EL ASCENSOR" ("L'ascensore") 40 min.
Dirección: Luigi Comencini Guión: Rodolfo Sonego
Fotografía: Claudio Ragona (C.)
Música de Piero Piccioni
Con: Alberto Sordi (El arzobispo Ascanio La Costa); Stefania Sandrelli (Donatella); Beba Loncar (La viuda de Adami)
Sinopsis: Estamos en Roma, en un fin de semana de agosto, en un elegante edificio practicamente vacío. El maduro monseñor Ascanio vá a visitar a su amante (una hermosa viuda) cuando se encuentra por casualidad con una vecinita que vá vestida muy cortita y ceñidita, la hermosa Donatella. Al tomar los dos el ascensor se quedan atrapados entre dos pisos y, aunque piden ayuda en varias ocasiones nadie parece oírles.
Así que al final el arzobispo y la joven (aunque de mala gana por parte de ella) se vén obligados a convivir juntos a la espera de socorro.
Unas horas más tarde, debido en parte al estrecho espacio en el que deben acurrucarse los dos para dormir, ¡el pecado carnal se produce!
El tal monseñor Ascanio, quién ya había dado muestras de su falta de escrúpulos y de caridad en episodios anteriores -como cuando se regocijó de las consecuéncias de haber 'trucado' su Mercedes Benz-: (Unos ladrones entran en el inmueble, aprovechando que todos sus habitantes están de vacaciones y, tratando de poner en marcha el motor del vehículo del arzobispo un poco más y se achicharra uno de estos amigos de lo ajeno), -o cuando se excitó sexualmente mientras comparaba el mecanismo del ascensor con la búsqueda del clítoris mientras miraba fijamente el pubis de Donatella-, confiesa a la joven, la seduce, le dá su targeta de visita y le expone su teoría del libre albedrío.
Al ser liberados el monseñor se reúne con su amante, a la que recomienda cambiar los resortes del somier de la cama de matrimonio, pues Donatella sabe que la viuda tiene un misterioso amante con quién dá saltos de alegría en el lecho todas las noches.
Comentario: Luigi Comencini dirige esta sátira amarga y cruel; de risa ahogada -su especialidad-. Una pieza de cámara con un humor muy romano, que hace partícipe al espectador de la claustrofobia que sufren los dos protagonistas (grandioso Sordi y extraordinaria Sandrelli) en sus carnes. Algo monotemático mediometraje con diálogos muy explícitos, guiado con mano maestra.
Un momento para el recuerdo: Cuando el arzobispo obtiene bajo confesión el testimonio de Donatella, (según el cual esta le practicó una felación a su chico para consolarle de la pena por la reciente pérdida de su madre); en una muestra más de su gran impiedad el Monseñor le espeta a la chica: "Mi madre murió hace un més".
http://youtu.be/73aLJW6OLH8
http://youtu.be/bZ6t_Rcz4ag
http://youtu.be/PhxXx2rzX8Y
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En resumen: Son dos episodios muy distintos pero con varios temas comunes: el sexo liberador, el sexo unificador, la discriminación sexista, los conflictos generacionales; y finalmente, la hipocresía escondida tras una fachada de respetabilidad en torno al asunto. Estos temas están tratados de manera ligera en el caso del primer segmento y con crueldad en el caso del segundo; aunque no se aportan soluciones para combatir los problemas que se plantean en los dos casos.
Al final, el monseñor es el que lleva una máscara más fina para ocultar su hipocresía.
Boccaccio y Ruzante están en el ADN de estos dos episodios.
El sólo hecho de tener la oportunidad de ver al gran Alberto Sordi haciendo de monseñor, y encerrado en un ascensor junto a tal belleza, sin duda ya justifica de por sí el visionado. El capítulo anterior, por otro lado, me parece a priori más interesante desde el punto de vista narrativo. A la lista de pendientes, qué duda cabe.
ResponderEliminarExcelente, como siempre, Xavier.
Una véz más, mi muy apreciado Claudio, seas muy bienvenido.
ResponderEliminar¡Has dado en el clavo! Magni era un intelectual de izquierdas con un gran tino para satirizar el Vaticano y para ajustar cuentas con algún oscuro personajillo de la historia romana ('El Santo Trono' 1976 -mediometraje comentado por estos lares-; y 'Según Poncio Pilatos' 1987); en su cine rinde homenaje tanto a los frescos bizantinos como a las tragedias griegas y a la ópera 'Cavalleria Rusticana' de Pietro Mascagni.
Comencini cuenta con dos enormes ventajas: -Su gran complicidad con Sonego, su guionista, (formaban un tándem imbatible como I. A. L. Diamond y Billy Wilder; Luís Gª. Berlanga y Rafael Azcona; o Azcona y Marco Ferreri); ¡simplemente vitriolíticos! ('La Escoba Científica' 1972, ha sido analizada en este blog); -y, por supuesto, la interpretación del grandioso actor romano Alberto Sordi; uno de los grandes del cine. Cuyas obras no me canso nunca de ver y de analizar aquí.
¡¡Un saludazo!!
Quiero dejar mi grano de admiración para el segundo y tercer cortometraje. La capacidad histrionica de los actores es asombrosa. La imposibilidad de absorver la realidad por parte del personaje de Manfredi queda demostrada de manera magistral en cada impacto que soporta y la angustia con la que disimula su verdadero estado interior. Inmerso en una familia disfuncional por el admitido ("Lo hice todo mal"). Muestra la crisis de la pareja italiana de clase media. Sordi nos muestra mas de su excelencia. Con esa cara perversa y desesperada al intentar lograr su objetivo coronado con el triunfo. La hipocresia y la mentira ya desnudaba a una curia que venia en caida ya en esa epoca y que hoy casi esta en bancarrota. Dos comediantes gigantes que al ya no estar nos hacen ver el vacio de las buenas actuaciones de hoy dia.
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