Oncle Jules

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domingo, 22 de mayo de 2011

ESPERPENTOS CÓMICOS 3 EL GRAN ALBERTONE Y GRANDES DIRECTORES Y ESCRITORES


EL ESPECULADOR  Titulo original: Il boom, 1963.  97 m.  Italia.

Director: Vittorio De Sica
Productor: Dino De Laurentiis

Guión: Cesare Zavattini

Musica: Piero Piccioni
Fotografía: Armando Nannuzzi (B/N)
Montaje: Adriana Novelli

Genero: Humor negro.

Interpretes y personajes: Alberto Sordi - Giovanni Alberti; Gianna Maria Canale - Silvia Alberti; Ettore Geri - Mr. Bausetti; Elena Nicolai - Mrs. Bausetti; Alceo Barnabei - Baratti; Federico Giordano - Padre de Silvia; Antonio Mambretti - Faravalli; Silvio Battistini - Riccardo; Sandro Merli - Dronazzi; John Karlsen - Oculista; Ugo Silvestri - Gardinazzi; Gloria Cervi - Mrs. Baratti; Gino Pasquarelli - Director; Maria Grazia Buccella - Secretaria; Mariolina Bovo - Mrs. Faravalli.


Sinopsis: Giovanni Alberti es un respetable (pseudo) hombre de negocios enamorado de su esposa Silvia, pero ésta es una mujer que adora el lujo y la buena vida, por lo que Giovanni necesita cada vez más dinero si quiere retenerla a su lado. Ahogado por las deudas, le ofrecen una importante cantidad de dinero a cambio de vender uno de sus ojos.


Crítica: Farsa cruel en torno a la coyuntura italiana del momento. Un trato que cuesta un ojo de la cara. Comedia agridulce sobre la Italia de los 60 y sobre un modo de vida basado en el enriquecimiento rapido.


Toda la película es una comedia grotesca y una sátira costumbrista sobre la obsesión de los italianos de la época por ser personas "respetables", es decir: Ser ricos; Aparentan y dan la impresión de formar parte de la respetada clase media-alta, aunque no son más que unos "nuevos ricos". La película está rodada en un estilo muy realista, (un estilo muy cercano a los filmes de Marco Ferreri o Berlanga de la época) y, a veces resulta hilarante.


En mi opinión esta es la mejor comedia que hizo Vittorio De Sica en los sesenta. Un tema muy sombrío rodado con un estilo moderno: ¿Qué podría hacer un hombre endeudado hasta el cuello para llegar a ser rico?  Una señora de mediana edad (esposa de un hombre rico) le propone un extraño trato; Él cree que ella le quiere como gigoló; No sabe que le va a pedir (literalmente) un ojo de la cara. Como en el film de Comencini "Lo scopone scientifico", "Il Boom" trata de la explotación del hombre por sus semejantes. De Sica, Dino Risi, Monicelli o Comencini son directores mucho más accesibles que Fellini, Visconti o Antonioni, pero en sus películas no se cortan, pinchan.


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Frases y dialogos para el recuerdo:

Giovanni Alberti: Préstame tres millones de liras.
Fofó: ¿Y quién los tiene?


- Silvia Alberti:  Me ha dicho la modista que aún no le has pagado.
- Giovanni Alberti:  ¿Eh? Es... es mejor retrasarse. Así lo hacen todos. Cuanto más tarde pagas, menos pagas. Es la inflación. ¿Cuánto costaba un bistec el año pasado?
- Silvia Alberti:  No lo sé, tesoro.


http://youtu.be/F4OhlgQG6sQ
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LA NOCHE MÁS HERMOSA DE MI VIDA (La trampa).
Titulo original:  "La più bella serata della mia vita"
Italia, Francia  1972.  106 min.

Director: Ettore Scola

Guión: Ettore Scola y Sergio Amidei

Basado en la novela y la obra de teatro: "La panne. Una storia ancora possibile" de Friedrich Dürrenmatt

Productor: Dino De Laurentiis
Fotografia: Claudio Cirillo (C.)

Montaje: Raimondo Crociani
Musica: Armando Trovajoli
Decorados: Luciano Ricceri

Interpretes y personajes: Alberto Sordi: Alfredo Rossi; Michel Simon: Abogado Zorn; Janet Agren: Simonetta; Charles Vanel: Juez Dutz; Claude Dauphin: Presidente Bouisson; Pierre Brasseur: Conde La Brunetiere; Giuseppe Maffioli: Pilet

Genero: Comedia dramatica.


Sinopsis: Un italiano que se dirige a Suiza se ve obligado a pedir asilo durante una noche en un castillo. Durante la cena, el anfitrión y tres de sus amigos, todos ellos ex-funcionarios de justicia, invitan al huésped a participar en un peculiar juego y le ofrecen el único puesto vacante, el de acusado. Mentira y verdad se confabulan en una oscura farsa, que lleva a reflexionar profundamente acerca del imperfecto intento del hombre de ser justo. 


Alfredo Rossi es un empresario romano que se dirige a Suiza desde Milán para transferir ilegalmente 100 millones de dólares. Se mete en problemas con un policía y llega tarde para su depósito en el banco. Obligado a esperar hasta el día siguiente para la reapertura comienza a buscar un hotel, pero se fija en una hermosa motociclista que le sigue hasta las montañas -forma parte de una especie de juego-. Aquí coche de Alfredo se detiene por un accidente misterioso mientras que la chica se desvanece. Solos y perdidos enmedio de la naturaleza hermosa pero desafiante de la montaña, el hombre y la chica se ven obligados a pedir hospitalidad en el lugar más cercano a las contrariedades: un castillo propiedad de un conde en el que viven cuatro jueces que practican un inusual juego de rol. Se juzga la vida del acusado. O más bien, lo que tiene su vida de oscura y turbia, como hechos susceptibles de juicio y de castigo posterior. Al principio desconcertado, Alberto acepta el juego,  para matar el rato mientras espera que amanezca, una alternativa para divertirse esa noche, alentado por las gracias de una camarera joven y bella, con un juego entretenido y divertido. El proceso comienza en una mesa llena de deliciosos platos de comida y vinos, bromeando y riendo. Allí se narra la vida de un hombre que se ha abierto camino desde la pequeña burguesía a través de trucos súcios, travesuras inofensivas y golpes de suerte, hasta llegar a alcanzar una posición de prestigio a partir de la muerte de su superior, -quien no sentía, en absoluto, ninguna simpatía por Alfredo-. En una zarabanda de confesiones obtenidas fácilmente, gracias a que el vino fluye libremente, Alfredo al final de la noche es condenado a muerte. Pero es sólo un juego. ¿O quizás no?



Crítica: "La noche más hermosa de mi vida" es una película dirigida por Ettore Scola. La historia es entretenida  y, sin embargo, te hace pensar en lo que es verdadero y lo falso, reflexiona sobre el azar y el destino, hace que reflexiones sobre quién eres realmente y cuáles son sus metas en la vida. La película es una comedia y un drama, te hace reír y te hace pensar, con varios giros irónicos de guión. Las actuaciones son realmente de primera magnitud. La dirección también es notable.



Tras el éxito alcanzado por público y crítica con una de las mejores comedias dramaticas italianas de los setenta "El demonio de los celos" (1970, protagonizada por un trio en estado de gracia: Marcello Mastroianni, Giancarlo Giannini y Monica Vitti), Ettore Scola vuelve a trabajar con Alberto Sordi (el primer encuentro artístico entre los dos fue con motivo de "Mister Sabatini... Africa... allá vamos" <1968>, una de las obras más singulares de la cinematografía scoliana), "La noche más hermosa de mi vida" está planteada  como una comedia, burlándose de la justicia y del destino, un cuento de hadas surrealista que se vuelve negro, a caballo entre la sátira y lo grotesco, dónde unos jueces tratan de perturbar a un acusado para que reflexione sobre su ambigüedad moral. La película, cuyo principal actor es Alberto Sordi, se inspira en la novela -y también obra teatral- "El desglose. Una historia que aún es posible" de Friedrich Dürrenmatt y se rodó en el interior del Castillo de Tures.



La película, aunque no del todo despreciable en su apartado técnico, se aparta de la narración de Dürrenmatt con demasiada libertad. Sobre todo el hecho de que el papel principal fue confiado a un Alberto Sordi -entonces en la cima de su carrera-, Scola introdujo una serie de cambios hechos a medida del actor que terminaron por distorsionar el sentido mismo de la historia.
Sobre todo el final de la película tiene una ruptura radical con la dirección de la historia: la cena y la estancia en el castillo culminan en un ambiente festivo en contraposición con la broma que tiene lugar, la cual cosa hace perder el sentido de drama ambiguo, autentica piedra angular de la historia original; Mientras que la última secuencia ofrece una conclusión incierta, entre lo onírico y surrealista, que sigue estando demasiado desconectada del contexto narrativo.



La película no tuvo mucho éxito en su momento, fué quizás tomado como un extraño experimento, un capricho de Scola; Los críticos, por lo general, difícilmente aceptan favorablemente la excesiva libertad con la que el cine 'maltrata' una buena historia; Y, además, Dürrenmatt  es uno de esos autores cuyas obras han quedado como 'intocables', y no falta quién pretenda crucificar al director que se atreva, aunque sea levemente, a alterar su prosa. Como yo no soy sospechoso de ser un defensor de lo academicista seré bastante más permisivo con esta adaptación libre de un texto teatral y la analizaré estrictamente desde el punto de vista de sus valores cinematográficos.



En los escenarios, sin embargo, el texto de Friedrich Dürrenmatt fue dirigido por el director Armando Pugliese con  Gianmarco Tognazzi como protagonista; Obteniendo un clamoroso éxito.



La noche de los jueces o el triunfo de Scola.

No me encuentro entre los admiradores de la obra de Ettore Scola, pero esta joyita que es "La piu bella serata della mia vita" tiene todo lo que exige un aficionado al cine:
-Un guión donde, a cada minuto, ocurre lo más inesperado.
-Un reparto increíblemente extraordinario: Uno de los grandes actores cómicos italianos de la época dorada de la comedia italiana: Alberto Sordi,  la crême de la crême de los veteranos actores franceses: Pierre Brasseur, Charles Vanel y, por último pero no menos importante, Michel Simon. Todo un sueño de elenco dirigido de una manera magistral por Scola.



"Piu Bella Serenata..." toma prestados elementos de Agatha Christie "Ten Little Indians", de "L'Auberge Rouge" dirigida por Claude Autant-Lara (los finales son similares), de "Marie-Octobre" dirigida por Julien Duvivier,  o  "Jeu de la Vérité" de Robert Hossein.
No tengo ningún dato que corrobore esta arriesgada opinión particular pero creo que si hemos de buscar una más que probable referencia  que haya podido servir a Scola de inspiración a la hora de rodar esta película esta es, sin duda alguna por mi parte: "Orphée", (1950) film dirigido por Jean Cocteau, -un filme que retomaba las pautas vanguardistas y surrealistas de los años 20 y 30-; Algunas de las imágenes (especialmente la ambientación del castillo y las ensoñaciones) del film que nos ocupa evocan, igualmente, a los universos pictóricos de Dalí y Chirico. Scola se apropia de todos estos elementos, y su película no desmerece de los trabajos anteriores. "Piu Bella Serata..." es, sin duda, una de las mejores películas italianas de los años setenta.



Enparentada con el clásico de Luigi Comencini "Lo scopone scientifico", -donde Alberto Sordi jugó a las cartas con Bette Davis y Joseph Cotten (película comentada en este blog)-, también esta película es una fable moral. El espectador tiene que prestar mucha atención para comprender bien todas las cosas serias que el director nos dice.



Estos tres magistrados jubilados quieren seguir con su trabajo: Juzgar a las personas es su idea fija, -son similares al personaje central de Racine en "Les Plaideurs"-. -"Ya hemos juzgado a Juana de Arco, a Dreyfuss y otros, -dice el gran Michel Simon-, pero preferimos juzgar a personas de carne y hueso". La película también se ocupa de los esqueletos en el armario: El personaje que interpreta Sordi no es el bon vivant tonto e ingenuo que parece a simpre vista. Poco a poco descubrimos que puede ser un monstruo (Sería perfectamente uno de los personajes de "I Nuovi Monstri", 1978 de Mario Monicelli, una brillante película  de episodios); La mansión de los jueces situada en las montañas suizas con su decoración barroca, sus trofeos de caza (lo que es un símbolo), la belleza luminosa de Janet Agren (el cebo perfecto), añaden a la película una fascinante atmosfera surreal a todo color: es unas veces una comedia hilarante, otras veces una fantasía y una joya del cine de terror (con toques de "el juego más peligroso"), otras veces es una historia de detectives, otras veces un melodrama (la infancia de Sordi). El único defecto es tal vez la última escena: debería haber sido más breve. Es una pequeña objección.
La idea de Durrenmatt es encantadora y llena de alegorías que invitan a preguntarse sobre la naturaleza humana, y Scola demuestra correctamente su habilidad con la palabra escrita y se vale de todas las posibilidades y trampas que permite el cine -estas son infinitas-. La película "La noche más hermosa de mi vida", exceptuando alguna redundancia ligera, no tiene fallos en la narrativa, y se apoya en un gran reparto, capitaneado por un Alberto Sordi que se siente en todo momento totalmente comodo en su papel. A su lado tenemos a dos actores muy buenos como Pierre Brasseur (que murió en el set, al finalizar el rodaje) y Michel Simon,  en el papel del abogado y el fiscal, respectivamente. En el papel de "Ángel de la Muerte" -uno de los más bellos y elegantes ángeles del cine de género de los años setenta-, tenemos a Janet Agren -aquí más joven y hermosa que nunca- Agren era una sexy estrella de comedias de la época. La belleza femenina está utilizada aquí como una alegoría de la muerte, como la tentación, como una máscara del mal: La joven, tomando forma de motorista o de camarera, determinará la suerte de Alberto. La sentencia real a la que enfrenta Alberto -sentencia promulgada pomposamente por cuatro magistrados jubilados, educados y aburridos- no es desfavorable por causa de su narcisismo y su egolatria, (moraleja: Un alto precio en dinero determina el final del juego); Sinó más bien  por no ser capaz de resistir el cuerpo de una mujer hermosa. En realidad  pertenece a la clase media italiana y -circunstancia agravante- romana. Oh, sí, incluso haciéndose pasar por romano en Milán, -porque Milán  es sinónimo de industria-. Aquí Scola en realidad se queda un poco, demasiado, en el estereotipo, los romanos -hasta cierto punto con razón- son tildados como los campeones del narcisismo y la perorata sin sentido. El alcohol traiciona a Alberto en el simulacro de juicio, hasta el punto de distorsionar y confundir las funciones del fiscal y del abogado defensor, aplaudiendo su propia sentencia de muerte.
 

La película se mantiene en equilibrio, manteniendo el 'timming' correcto respecto a la duración de la ambigüedad, el misterio sutil, y cuando las cartas son puestas al fin sobre la mesa, mezclando estos ingredientes en un tono decididamente grotesco. Scola no escatima la atmósfera macabra cuando se evoca la muerte, así como la crítica a los sistemas judiciales con los que se puede obtener una ventaja mediante préstamos; De acuerdo con una iluminación que sugiere en todo este tramo del filme una farsa oscura, los cuentos de hadas, y muy evidentemente, la literatura gótica, -con castillo de estilo gótico incluido-, tiene lugar una disgresión onírica -siempre en perfecto equilibrio entre los dispositivos aterradores y grotescos-, y el regusto del trabajo intelectualista de Durrenmatt también tiene cabida en la película, pues los miembros del tribunal citan a Sócrates y a Jesús al inicio del proceso, y en los discursos de cierre asoma incluso Demóstenes. El sentimiento que prevalece es que el espectador es que se enfrenta a una burla del trabajo y la moral -no del moralismo, por supuesto-; En el epílogo se le dá a elegir al protagonista entre salvar su industria o su propio destino, a pesar de la farsa. La última secuencia, dónde se ralentiza la congelación casi fotograma a fotograma de un plano, se centra en la risa amarga y suspendida del protagonista, en los pocos segundos que le separan del final parece haber entendido el significado de la noche "más bella de su vida", el destino se ha burlado de él quitandole algo que le importa más que su vida, (el dinero), y lo ha hecho justo cuando su clase media está en la cima de sus posibilidades de éxito; Cubrir sus faltas con dinero es el último deseo angelical de los delincuentes.



A pesar de que se basa por completo en la obra de Dürrenmatt, el enfoque que dá Scola a la película me recuerda vagamente, aunque en un marco y una forma muy diferentes, a la obra maestra de Ingmar Bergman "Fresas salvajes", pero mientras que el director de cine sueco toma la decisión -también absolutoria- de hacer que el protagonista de su pelicula alcance un estadio de sueño pleno, en esta historia inquietante dirigida por Scola determinar lo que es realmente un sueño y lo que es la realidad, con todas sus implicaciones metafísicas, no es tarea facil; Lo que queda es una película divertida, olvidada y que contó con la oposición acérrima de los críticos de cine de la época. Una variación agradable e inteligente sobre un tema muy de moda en su momento, la  crítica al modus vivendi de la clase media. Una obra para recuperar y redescubrir.
¡Espere lo inesperado y disfrute!
http://youtu.be/qmX1Dt7bQH0



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UN BURGUÉS PEQUEÑO, MUY PEQUEÑO
Titulo original: Un borghese piccolo piccolo. Italia, 1977. 118 min

Director: Mario Monicelli

Argumento: Vincenzo Cerami (novela)

Guión: Sergio Amidei, Mario Monicelli

Productores: Luigi e Aurelio De Laurentiis
Para: Auro Cinematografica
Distribución (Italia): Cineriz

Fotografia: Mario Vulpiani (C.)
Montaje: Ruggero Mastroianni
Musica: Giancarlo Chiaramello

Interpretes y personajes: Alberto Sordi: Giovanni Vivaldi; Shelley Winters: Amalia Vivaldi; Vincenzo Crocitti: Mario Vivaldi; Romolo Valli: Dr. Spaziani; Paolo Paoloni: Amigo de Vivaldi; Renato Malavasi: Director del cementerio; Renzo Carboni: Homicida; Enrico Beruschi: Toti; Renato Scarpa: Sacerdote.

La película se presentó en el 30 º Festival de Cannes.  Genero: drama.
 


Sinopsis: Giovanni Vivaldi (Alberto Sordi) es un modesto empleado, un funcionario ministerial en el umbral de la jubilación y pendiente de una pensión. Su vida se divide entre el trabajo y la familia. Él y su mujer (Shelley Winters) tienen tan altas expectativas para con su hijo Mario (Vincenzo Crocitti), contable neo-grado y un chico no muy brillante, que el padre está dispuesto a ayudarle a ocupar su cargo en la misma oficina.
Giovanni en un intento de acercamiento hasta sus superiores se inscribe en una logia masónica, lo cual le permitirá ganarse la amistad y el favoritismo de los altos cargos del ministerio público al que los funcionarios nunca han tenido acceso.

Pero los intentos de G. Vivaldi por colocar bien a su hijo quedan abortados definitivamente cuando Mario muere asesinado, debido a un balazo que recibe durante un tiroteo que tiene lugar tras un atraco a la oficina bancaria dónde hacían cola el padre y el hijo en cuestión.

El trágico suceso y el sufrimiento distorsionan la vida, las creencias y la moral de los cónyuges Vivaldi. La esposa de Giovanni, afectada por la enfermedad, se queda muda e inválida, y Giovanni, cegado por el dolor y el odio, se lanzará de cabeza a una sola y desesperada idea, que le llevará primero a encontrar al asesino de su hijo y luego a tratar de evadir la captura policial. Sin perjuicio alguno, Giovanni someterá al asesino de su hijo a una tortura cruel que le llevará lentamente a la muerte.

Entonces Giovanni se jubila y, en menos de un día, muere su esposa, ya gravemente marcada por la discapacidad. Giovanni se lo toma con mucha calma y se resigna a vivir su vejez en solitario; Al final sostiene una confrontación verbal con un jóven que le hace revivir el papel del justiciero que fué una vez, y tal vez esto le llevará a matar de nuevo.

Crítica: El excelente uso de la comedia negra inyectada en un drama duro. Una película inquietante que nunca esperarías de Alberto Sordi. Una película que nunca olvidarás. Una plausible mirada sobre un personaje mediocre y atormentado que reaccionará irracionalmente ante una situación límite. Drama triste y cruel. Monicelli parece revisar "Perros de paja" (1971) de Sam Peckinpah.



"Un burgués pequeño, muy pequeño" trata sobre la ruptura emocional y moral que experimenta un ser anodino al haberse frustrado para siempre el ideal al que se ha entregado en cuerpo y alma. Monicelli comenzó a hacer cine en una época en que la sociedad italiana asumía todos sus vicios y se reía de ella misma, se ridiculizaba, incluso se escarnecía; Y estos vicios eran la consecuencia de una demostración de confianza, un acto de amor y una sincera esperanza en su capacidad humana.   La sociedad italiana, -representada aquí por la transformación que sufre Giovanni Vivaldi-, ha cambiado; Pero el director no culpa a los italianos de esta pérdida irreversible de todos sus valores positivos. "En esencia, no hay nada que nos dé la esperanza para creer, para reír".


  
La película también contiene una gran actuación de Alberto Sordi y un punto de inflexión para la carrera en el cine del actor romano, que está sencillamente magistral en esta tragedia griega moderna.  Un actor que, demasiado a menudo, hacía de sí mismo, y haciendo, sencillamente, payasadas. Atrofiando en muchas ocasiones la calidad de sus interpretaciones con sus excesos histriónicos y anulando muchas de las películas en las que intervino.
  


Es en el contexto general político e histórico de los años setenta que retrata Mario Monicelli aquí, se confirma la profunda transformación política que se produjo en sus películas de este período, al abandonar la sátira social en la se basó toda la comedia italiana para ofrecernos un drama puro trufado de un humor tan negro como el ala de un cuervo, basándose en los problemas de la sociedad italiana.
En cierto modo se podría contemplar como una metafora la escena del cementerio de la obra que analizo, una metafora del cine italiano, que a partir de mediados de los setenta ya había comenzado su caída en picado, burocratizandose hasta dejar de ser un referente para todas las industrias cinematograficas extranjeras.

 
 
Hombre aparentemente errante, frustrado y sin rumbo, con una arrogancia desdeñosa, que desahoga su frustración con una actitud violenta. Tras torturar a un hombre hasta la muerte G. Vivaldi aparentemente queda satisfecho...
 
 
Alberto Sordi está extraordinario en este retrato oscuro y tragicómico de una sociedad enferma y enloquecida. Un modesto empleado público no puede vencer a la burocracia ni siquiera para obtener un ataúd para su hijo, asesinado accidentalmente por un atracador. Y lo que es peor, se vé obligado a contemplar impotente cómo el asesino escapa de las manos de la policía no una sino dos veces. Este hombre muy pequeño crece gracias a la ira y se transforma en un verdugo obsesivo, tan irremediablemente loco como el sistema que lo ha creado, con la mente dividida entre una particular visión de la justicia que ya jamás será satisfecha así como un vano intento de recuperación de un hijo malogrado, sentimientos contradictorios que le llevan a curar las heridas que él mismo ha provocado a un joven criminal, a comer delante de este asesino que se está muriendo por inanición, a darle agua para que este no muera deshidratado mientras lo mantiene maniatado, a llorar su muerte como la de un hijo...



La consecuencia de la escición mental que se produce en Giovanni Vivaldi consiste en enterrar al asesino de su hijo en el lugar que le correspondería a la víctima mientras esta espera para ser enterrada en sagrado.


Esta misma locura parece haber contagiado a los jefes de G. Vivaldi cuando este acaba cobrando una pensión por haber formado parte de la resistencia durante la 2ª guerra mundial, cuando se vé a la legua que el beneficiario de esta renta es un fascista acérrimo.

 

Parecidos muy razonables: Vean de dónde se inspiró Tarantino para "Reservoir Dogs". La tortura del policía en la escena más recordada de "Reservoir Dogs" se parece demasiado a la escena más recordada de "Un Borghese Piccolo Piccolo" para ser una simple coincidencia. Asimismo, la brutal escena del cementerio mejora con creces la totalidad del film "The Loved One" (1965) de Tony Richardson, basado en la novela de Evelyn Waugh, a cuyo recuerdo me remite; Aunque la intencionalidad en la metafora de dicha escena es bien distinta.


La genialidad de esta película radica en el uso de la comedia inyectada en un drama. Las tribulaciones de un provinciano rayando en la locura, apretando el acelerador del pequeño Fiat 500 a través del tráfico, peleando con el portero que tiene que escribir la razón que ha llevado a un funcionario a llegar un minuto tarde a la oficina del Ministerio. La frustración y el sadismo de Giovanni Vivaldi están presentes desde el inicio del film, cuando le revienta la cabeza a pedradas al lucio que acaba de pescar, y su caracter obsesivo le lleva a asistir a una reunión secreta de masones, una especie de apretón de manos secreto y sectario en el que los organismos  que ostentan el poder se basan para hacer cumplir un "código" de conducta o estilo de vida. De hecho, el jefe masón queda un poco decepcionado con el personaje principal por no seguir el estilo funeral de la masonería en los trámites para el entierro del hijo muerto. Por lo tanto, una observación para esta película: Empieza divertida, luego se pone seria, incluso psicológica, para revelar un aspecto psicológico secreto que la sociedad condena, pero que, en secreto, puede llegar a sentir un individuo corriente: Le gustaría torturar sádicamente el asesino de su hijo hasta acabar con él.  Y al final, uno se queda solo y se confunde con el resto de la multitud en un mar de humanidad deshumanizada.



La película "An Average Little Man" de Mario Monicelli es una comedia que se convierte en tragedia, la búsqueda de la estabilidad que se hunde desemboca en la confusión absoluta  y en locura ciega.  La vida es impredecible, un castillo de naipes que puede derrumbarse de un momento a otro, nuestra presunta estabilidad puede desmoronarse de un día para otro y dar paso a una cotidiana locura como la de este Sr. Vivaldi, encarnado por un Alberto Sordi de forma absolutamente magistral.
Monicelli a través de un guión de hierro presenta una Italia que convive con sus diferentes caras: unos burócratas son muy perezosos mientras que otros trabajan 30 años para obtener una vida digna mientras soportan las humillaciones diarias a las que les somete un jefe casposo (aquí literal), el poder de las sociedades secretas ocultas en las competiciones laborales y la venganza como un instrumento de justicia. Una historia perfectamente actual  y un film que sigue impresionando. Una obra maestra del cine italiano.




http://youtu.be/G6V_rDUm3rw
http://youtu.be/ivBoTsECB5Q
http://youtu.be/tm4qtz6V9-w



GIOVANNI VIVALDI: Es más fácil entrar en el ministerio que en el cementerio.
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2 comentarios:

  1. Excelente artículo. Enriquece enormemente, sobre todo a aquellos como yo que no tenemos el hándicap suficiente en lo referente a cine italiano. Coincido totalmente cuando señalas que De Sica, Risi, Monicelli o Comencini son directores mucho más accesibles que Fellini, Visconti o Antonioni.

    Un saludo.

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  2. Gracias Claudio, si te gusta este material que comento aquí la mitad de lo que a mí me gusta ya me doy por satisfecho. Personalmente estimo que esta de Monicelli es un peliculón irrepetible.

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