Norman Bates: "¡Mamá!, ¿porqué lleva usted puesto el uniforme de caballería del segundo regimiento de Húsares?, ¿porqué me ha colocado una silla de montar en la espalda?, ¿porqué tengo que colocarme además el arnés, la brida y los anteojos?; ¿y es necesario que me clave las espuelas en el estómago y que me fustige con el látigo constantemente?; ¡¡ayyy!! ..."
Sra. Bates: "¡A callar, estúpido penco!. Para disfrutar adecuadamente de estas fichas sobre Erich von Stroheim hay que situarse, lógicamente, en su tiempo y en su ambiente".
Erich von Stroheim (Viena, Imperio Austrohúngaro, 22 de septiembre de 1885 - Maurepas, Sena y Oise, Francia, 12 de mayo de 1957) ; cineasta estadounidense de origen austriaco.
BLIND HUSBANDS (1.919)
Sinopsis: En los Alpes, un oficial austriaco libertino, el teniente Von Steuben, intenta seducir a la esposa de un cirujano norteamericano, el Dr. Armstrong. Primera obra dirigida por Erich von Stroheim, autor desmesurado y genial que ha atraversado la historia del cine con la furia de un látigo, "Corazón olvidado" es una obra maestra de concertación en la dirección, donde se ve ya de manera muy clara el valor del autor. Se trata de una historia enferma de seducción y sarcasmo, de pura maldad y dominación, una película muda más moderna que cualquiera presente hoy en las salas. Urgente como lo son todas las óperas primas se beneficia de la interpretación del mismo director, gélido y fascinante. "El hombre al que nos gusta odiar". Dentro y fuera de la pantalla Erich Von Stroheim decidió asumir un rol que fraguó incomparablemente en diversos papeles en los que dio vida a ese inolvidable oficial prusiano sardónico, juerguista, altanero, rígido y un punto déspota. El primero de ellos fue para Wesley Ruggles en "For France" (1917), al que seguirían otros cinco ensayos consecutivos, siendo el más memorable de todos ellos el ofrecido para Griffith en su "Corazones del mundo" (1918).No obstante, es el Stroheim cineasta, el autor inspirado por visiones tormentosas de un romanticismo casi febril, el que hará cristalizar las potencialidades dramáticas de su figura trágica, ya apuntadas en títulos ajenos. "Blind Husbands" de 1919 supone su debut. En ella, como apunta Barthélemy Amengual, "todo Stroheim está ahí en su estilo y sus temas (menos lo que se dará en llamar su "humanidad", su ternura tenue, secreta, sofocada). Pequeño, ridículamente encerrado en un uniforme demasiado estrecho, feo, más próximo del camarero de hotel que del militar prestigioso, el teniente austriaco Von Steuben, alias Von Stroheim, encarna una dialéctica artificiosa: el personaje no tiene nada de seductor; es vanidoso, estúpido, agresivamente seguro de sí mismo, y sin embargo seduce. Ahí está el escándalo: desmitificando el amor, queda la sexualidad". El cine de Stroheim (fuertemente influido por Griffith) está marcado más por la psicología de sus personajes, y por intentar comprenderlos, que por las aventuras y peripecias dramáticas a las que un destino caprichoso los va a someter.
De ahí su observación minuciosa de esas situaciones que se van gestando lentamente y que van a terminar por transformarlos o liberarlos de golpe de sus cadenas, de la tiranía de las apariencias, o de la mordaza de las convenciones. Mostrar siempre fue para él mucho más importante que narrar, por ello las alusiones, los efectos de montaje, las elipsis incluso, no le son de mucha utilidad, a no ser que sirvan para transgredir las prohibiciones eróticas. Pasolini dirá que "reproduce la realidad en su duración real por sadismo". La reproducirá, reconstruirá, e inventará a través de su tiránica apropiación del espacio, reinventado bajo su mirada y sojuzgado con una fidelidad maniática y soñadora capaz de hacer suya cualquier mínima porción del encuadre sobre la que posara la lente de su cámara. "Avaricia" o "Esposas frívolas", son, como en el cine de Welles, gigantescos artefactos a la medida megalomaníaca y desmesurada de su autor, pero también frágiles miniaturas poéticas que inesperadamente hacen brotar la belleza en el seno de lo cruel e incongruente. Al populismo sentimental y bienpensante de Griffith, opuso Stroheim una inspiración de otra naturaleza mucho más virulenta e indómita. Utilizó a los grandes escritores realistas: Dickens, Zola, Jack London, o Frank Norris, y como atinadamente adivina Amengual "les superpuso la subliteratura del folletón sado-expresionista y el erotismo sado-burlesco de cierto teatro vienés. El darwinismo social se suma en sus películas a otro darwinismo, dividido, impotente, burlón, el de pertenecer a la nobleza, clase condenada: naturalismo implacable y romanticismo desencantado a los que acompaña sin embargo un íntimo regocijo". A pecho descubierto, como no podía ser de otra manera en un personaje como el suyo, Stroheim se enfrentó a un Hollywood que nunca hizo prisioneros, y que acabaría por hacerle pagar muy cara su desmesura y su leyenda. Con tan sólo cuarenta y tres años, y aunque salvo dos excepciones ("Avaricia" y "La marcha nupcial") todas sus películas habían dado mucho dinero, se le prohibió seguir rodando. Todas sus obras (salvo "Blind Husbands", "La ganzúa del diablo", "La viuda alegre") fueron mutiladas, recortadas desde la mitad hasta llegar incluso a las tres cuartas partes. Su última cinta muda, "La reina Kelly", no pudo ser completada, y su única incursión en el cine sonoro, "¡Hola hermanita!", fue rehecha como poco en un 50%.En 1926 Stroheim adquirió la nacionalidad norteamericana, y según algunas fuentes se hizo también católico. Expulsado de los estudios en 1928, y alentando aún la esperanza de poder volver algún día, decidió prolongar su carrera como actor. De todo ese puñado de interpretaciones sobrevive su último gran papel en "El crepúsculo de los dioses" (Billy Wilder, 1950) donde exponía con patético masoquismo su decadencia, la trágica caída de su estrella, y el final de una época.
Finalizada la Gran Guerra, el mercado cinematográfico de «malvados y prusianos», en cuyos papeles el actor Erich von Stroheim está especializado, ha comenzado a agotarse. Esta circunstancia, unida a su gran tenacidad, le llevan a convencer al productor Carl Laemmle de la conveniencia de llevar a la pantalla un guión suyo: "El Pinnacle", que supuestamente ha de costar muy poco dinero y del cual el propio Stroheim será intérprete y director. Con inusual osadía, la película aborda el tema del triángulo amoroso, que aquí componen un médico atareado, su desatendida esposa y un seductor sin escrúpulos, espléndidamente interpretado por Stroheim y al que el actor-director aporta ciertos rasgos con los que también gusta presentarse a sí mismo. Bajo el pretexto de un film moralista, el realizador muestra el vicio con un atrevimiento nada común y además, su mensaje resulta intencionadamente ambiguo. El duelo final entre los dos hombres en la cima de una montaña de morfología fálica, constituye el climax de la película e ilustra perfectamente el realismo pictórico que inunda toda la cinta. La minuciosidad de Stroheim, retocando constantemente el guión sobre la marcha y el progresivo crecimiento del plan de rodaje, hacen que el presupuesto comience a aumentar. Paralelamente, la Universal, en un intento por asegurar que el éxito del film compense su elevado coste, realiza una intensa campaña publicitaria por todo el país, con lo que el gasto total asciende finalmente a 250.000 dólares. Poco antes de su estreno, que tiene lugar en el Rialto Theatre de Washington el 13 de octubre de 1919, la película pasa a llamarse "Blind Husbands".
El film es un auténtico acontecimiento y el debut de Stroheim, al que algunos críticos ya comparan con Griffith, resulta ser el más impactante habido hasta el momento como realizador en toda la historia de Hollywood.
En 1.920 Erich von Stroheim presenta La ganzúa del diablo, film que lamentablemente se halla perdido. Éste fué el segundo filme que Erich von Stroheim realizaba para la Universal. El austríaco ahondó en el tema del triángulo amoroso y el amor torturado, que había tratado en su anterior película, "Blind Husbands" (1919). El trabajo estaba marcado por la ironía y el tono sutil tan del gusto de Von Stroheim. Rodada de septiembre de 1919 a diciembre del mismo año, la cinta se estrenó en Agosto de 1920 con muy buena acogida de público y en especial de crítica. Su éxito hizo que Laemmle decidiera poner en las manos de Von Stroheim la producción más ambiciosa de Universal desde su fundación: "Esposas frívolas" ('Foolish Wives'), que realizaría en 1922, pero eso es otra historia de la que hablaremos en el siguiente capítulo. Por desgracia, poco más se sabe de "The Devil´s Passkey", hoy en día no existe ninguna copia de ella.
Sinopsis: La segunda realización de Erich von Stroheim fue la adaptación de un relato de una tal Baronesa de Meyer titulado "La ropa y traición", en el que se proponía una comedia mundana con elementos melodramáticos. La historia del éxito de una obra teatral basada en la infidelidad conyugal de la esposa del autor (cosa que él ignora, ya que ha oido contar la anécdota sin conocer la identidad de sus protagonistas) da pie a un juego brillante y algo cínico, resuelto con singular elegancia.
Esta fue la última película de von Stroheim que trataba del choque de los ideales europeos con los americanos en la Europa de la posguerra. Agotó la idea en tres complejas películas antes de que Hemingway o Fitzgerald trataran el tema. Pero en el caso de von Stroheim se trataba de trasladar a sofisticados decorados lo que él mismo había sentido al llegar a América. "Foolish wives" (Esposas frívolas) supone un final satisfactorio de la trilogía, ya que en ella podemos ver cómo domina la acción a todos los niveles el personaje más interesante de todos, el villano. El Karamzin de von Stroheim es una interpretación magistral, el equilibrio justo entre el ingenio sutil y el sentido del humor caústico.
Helen sucumbe a sus encantos sin resistirse apenas, pero el público también. A pesar de que von Stroheim nos presenta desde el principio un personaje tramposo, cobarde, falso y arrogante, nos vemos irresistiblemente seducidos por su elegancia y su ingenio. La vieja magia de "el hombre que a usted le gusta odiar" se expone claramente demostrando que es un poderoso material. Semejante ambigüedad moral resultaba original y provocaba confusión en muchos críticos, que preferían una mayor definición de valores éticos. Von Stroheim no ha llegado todavía al punto en que su personaje evoluciona emocionalmente, algo que no ocurriría hasta su siguiente película. De todas formas, el personaje respira una vitalidad rara en las películas de la época y su conceptualización parece ser precursora de películas de los años treinta.
De nuevo parte de su fuerza radica en su origen autobiográfico. Al igual que su creador, Karamzin es un falso conde que astutamente sabe sacar provecho de los americanos a quienes fascinan sus títulos. Esto nos trae a la mente el matrimonio del director con Margaret Knox. Y la secuencia en la que el conde sonsaca 30.000 francos a Helen nos recuerda la habilidad de von Stroheim para conseguir 500 dólares de Emma Bissinger, según contaba él mismo. Karamzin, a su vez, es el director dentro de la trama, ya que introduce pequeños guiones con las primas, Maroushka y la señora Hughes, en los que siempre él es el protagonista. Arrastra la acción de la película con una interpretación desbordante; como cuando finge llorar para inducir a su sirvienta para que le dé unos francos o cuando simula tener una deuda de honor que le obliga a pedir 30.000 francos a la señora Hughes.
Aunque ambos comparten cierto fetichismo y un apetito voraz por el sexo opuesto, von Stroheim y el conde no son idénticos. Foolish wives es un trabajo más elaborado que "In the morning" o "The Pinnacle", y en él von Stroheim puede distanciarse un poco para dar un toque de humor a su perverso personaje. Significa un paso hacia adelante que le aproxima a la creación de personajes tan llenos de matices como el príncipe Nikki de "The wedding march". Sin embargo, como en todas sus primeras películas, a su personaje siempre le aguarda una muerte espantosa. Aunque el director posteriormente afirmara que dichos finales le fueron impuestos, bien por el estudio o bien por la censura, la deliciosa autoaniquilación que vemos en las películas como ésta parece contradecir dichas afirmaciones. El público o la censura de aquella época no pedía castigos fatales. En "Way Down East", de Grifftih, filmada poco antes de "Foolish Wives", el villano simula un falso matrimonio con Lillian Gish, la deja embarazada y después la abandona. Al volverse a encontrar la causa aún más problemas y ella se pierde en una gran tormenta. Por todo esto sólo recibe un puñetazo de Richard Barthelmess y continúa su camino con un asomo de arrepentimiento como todo castigo. Nadie, salvo von Stroheim, impondría un final tan brutal a "Foolish Wives". Si hubiera dirigido "Way Down East" sería el villano quien caería por las cataratas y no Lillian Gish.
Andrew Hughes es totalmente lo contrario: sincero, digno de confianza, abierto, ingenuo y sin complicación alguna. Cuando la película comenzó a exhibirse muchos pensaron que había querido retratarle como al "perfecto imbécil", y es obvio que, a medida que Julius Stern fue cortando metraje, muchas escenas en las que Hughes aparecía eran las primeras en caer. El estudio hizo que Kent y Anthony suprimieran del todo su estatus diplomático, haciendo absurda su situación en la película. Pero todavía funciona como contrapunto. A lo largo de casi toda la película no es hostil a Karamzin, tal vez porque intuye el vínculo entre ellos. En algunas de sus conversaciones es como si oyéramos a von Stroheim hablando consigo mismo.
-"Eres un demonio con las mujeres ¿verdad?".
-"Ni más ni menos que otros hombres. Bien es cierto que he adquirido cierta experiencia y he descubierto que todas son iguales".
-"¿Eso quiere decir que todas están a la venta?".
-"Algunas van por el dinero, otras están enamoradas del amor".
-"Yo sé de una que es distinta".
-"¿Quién puede ser?".
-"Mi mujer".
El conflicto entre el cinismo y el romanticismo formaba perte de la vida real de von Stroheim, tanto o más que sus películas.
Helen Hughes como heroína es un personaje simple, un objeto por el que los hombres se pelearán. Peor aún, porque tiene las peores cualidades de Grace Goodwright y carece de la distinción de Margaret Armstrong. Von Stroheim encontró para el papel a una modelo llamada Patsie Hanon a la que bautizó como Margaret Armstrong. Aunque tras unos meses de rodaje, el estudio la llamará Miss Dupont, von Stroheim sólo la podía ver de una forma, dado el nombre que había elegido para ella. Fue uno de sus descubrimientos menos logrados y disfrutó de una carrera sorprendentemente breve.
De todas maneras, la estructura del guión resulta tal vez demasiado tópica, con algunos incidentes intercalados para mantener el interés. El juego como contexto puede haberlo sugerido Laemmle, pero von Stroheim le da un toque propio. El juego en sí fascinaba poco a von Stroheim, pero resultaba sobrecogedora su fé en el destino y creía que la vida misma era como la rueda de la suerte programada por el destino hacia una conclusión inexorable. La rueda de la fortuna, una imagen fundamental de "Foolish Wives", es importante no sólo por el encanto de lo prohibido, sino por su situación clave en la estructura metafórica de la película.
El carísimo decorado de Montecarlo utilizado en la película
Pocos críticos, como Harriette Underhill, su primera defensora en el New York Tribune, captaron la originalidad y la grandeza que incluso en este esqueleto se podía apreciar. En una entrevista personal con el director después del estreno, le llegó a confesar que "era la mejor película que jamás había visto". Pero a la larga se dejaron sentir los insistentes cortes de la película. Tanto los críticos como los espectadores notaron los huecos en el guión y en los personajes, reaccionando con impaciencia y aburrimiento. En Europa las cosas transcurrían de forma distinta, ya que películas como "Nana" de Jean Renoir eran un homenaje a todo lo que von Stroheim había hecho en "Foolish Wives", pero esto no servía para mejorar sus relaciones con los jefes de los estudios.
MERRY GO-ROUND (1.923)
Buena actuación Mary Philbin. Bajo el título principal y en diversos puntos de transición vemos Mefistófeles de pie en el centro de un carrusel riéndose de las debilidades y de los errores de la raza humana.
Sinopsis: En Viena, alrededor de la Primera Guerra Mundial, el decadente y canallesco conde Franz von Maximilian Hohenegg (Norman Kerry), haciéndose pasar por un vendedor de corbatas, se enamora de la virginal plebeya Agnes (Mary Philbin), una organillera en la zona de recreo de la ciudad. Un surtido de personajes incluyendo la nerviosa madre fumando cigarros de Franz; el dueño de una féria brutal, sádico y un violador en potencia; un jorobado sensible y su orangután amaestrado; y grandes emociones en esta joya mutilada, olvidada y fascinante. Aunque su nombre aparece en ninguna parte en el producto final, el legendario director de Eric von Stroheim ("Avaricia"), escribió la historia y el guión, dirigió la escenografía y el vestuario, seleccionó el elenco y dirigió al menos una cuarta parte de la película antes de ser despedido por el jefe de producción Irving Thalberg y sustituido por el director Rupert Julian ("El Fantasma de la Opera", un director de reemplazo sin garra que dirigió la mayoría de la película.
John Gilbert como "el príncipe Danilo".
Roy D´Arcy como "el príncipe heredero Mirko"
Todo el mundo es un experto en algo. Y cuando sus actores y figurantes llevaban uniformes con polaïnas, realizados en el departamento de vestuario, sabían que éran absolutamente correctos en todos sus detalles, esto repercutía en su propio rendimiento. A primera vista, podría haber sido Stroheim jugando a la guerra , pero no había una profundidad en su obra que hizo todo este alboroto sobre los detalles valiese la pena. Tenía la comprensión de un psiquiatra acerca de las relaciones sexuales, y en su presentación de escenas de lujuria, -a diferencia de las escenas de amor-, llegó mucho más lejos que cualquier otra persona que omite la visión miope de la Oficina Hays. -Que, por supuesto, insistió en que se cortaran las escenas de orgías-.
Murray insistía en que Stroheim se negó a rodar la escena famoso vals, a pesar de Thalberg, quién había accedido en ella como un punto alto, y aunque un elaborado decorado se han construido. Lo que ocurrió fué que Stroheim cubrió la escena con cinco cámaras para evitar detener e iniciar el baile, la orquesta, -dirigida por Xavier Cugat-, y los bailarines se mantendría en el "tempo" exacto por la música del vals, -el músico, Lehar, hace sonar su vals en un fonógrafo-. Murray pidió que los extras dejaran de bailar tan pronto como apareció, éra la forma para que pudiera hacer una entrada triunfal. -"Espera un minuto",-dijo Stroheim-; esto no es una producción de Mae Murray. Tú no tienes que abrirte camino como una estrella. Actúa como un ser humano". Murray llegó a estar tan furiosa que la señora von Stroheim sugirió que filmaran su entada una sola véz. Stroheim también estaba furioso. A Murray, le parecía estar viendo al brutal villano de la Primera Guerra Mundial de la pantalla, obstinado en obstruir su visión artística; se volvió a Stroheim y le gritó:
Mae Murray como "Sally O´Hara"
Uno de esos directores fue el austríaco Erich Von Stroheim, que llegó a Estados Unidos hacia 1909, y, tras ganarse la vida trabajando en lo que podía, aterrizó en el cine como extra en 1914. Pero las aspiraciones de Stroheim apuntaban mucho más alto y en 1918 convenció a Carl Laemmle, emigrante europeo como él, para que le diese la oportunidad de dirigir "Blind husbands", que prefigura ya muchos aspectos de su gran obra posterior. La película obtuvo tan buenas recaudaciones que Laemmle no vaciló en darle carta blanca para dirigir "Esposas frívolas".
Pero a pesar de estos apaños, "Esposas frívolas" se revelaba como la más feroz e implacable acusación jamás llevada al cine del turbio mundo de las bajas pasiones que se esconde hipócritamente bajo el oropel de plumas, joyas y uniformes del gran mundo, expuesta con el más violento naturalismo.
En la plenitud de su prestigio, formado por el escándalo y las altas recaudaciones Stroheim abordó "Los amores de un príncipe o El carrusel de la vida" (1923), pero Thalberg intervino de nuevo y le dió el proyecto al mediocre Rupert Julian.
Con el desastre de "La reina Kelly", el rodaje de la cual fue interrumpido por su productora y protagonista, se quebró para siempre la carrera de uno de los más gigantescos creadores del séptimo arte. Por ser un implacable moralista, tropezó una y otra vez con los prejuicios de la mora convencional y pacata. Nunca se vio y se verá tanta ferocidad en la descripción de la mezquindad y bajezas humanas como en la obra de Stroheim.
La escena de la última orgía de Nikki rematada con su último intento de redención por amor constiyuye una muestra del gran talento de Erich von Stroheim
La campaña publicitaria de la Universal para "Foolish Wives" fue única y contribuyó a mantener fresco el nombre de la película en las mentes de los espectadores durante los dos años que tardó en hacerse. Pero semejantes campañas producen la reacción inversa, ya que tras tanto tiempo, la gente espera un fracaso y está dispuesta a señalar cualquier fallo. Además de su excesiva duración, muchos criticaron la forma en que von Stroheim presentaba a la pareja americana al "convertir en imbéciles a las dos únicas personas decentes de la película". Una prestigiosa revista (Photoplay) llegó a titular su crítica: "Un insulto para todo americano". Había transcurrido poco tiempo desde la última guerra, todavía estaba encendida la llama de la pasión nacionalista y no resultaba beneficioso para von Stroheim el admitir que al fin y al cabo sus americanos tenían ciertas virtudes. Una gran parte del público, incluso los profesionales del medio, no estaban preparados para esto. "Se negaban a considerarme como a un ruso, no podían olvidar las películas de guerra (escribía el director años después). Seguía siendo para ellos el alemán que se burlaba de la inviolabilidad de la mujer americana y del sagrado matrimonio".
Pocos críticos, como Harriette Underhill, su primera defensora en el New York Tribune, captaron la originalidad y la grandeza que incluso en este esqueleto se podía apreciar. En una entrevista personal con el director después del estreno, le llegó a confesar que "era la mejor película que jamás había visto". Pero a la larga se dejaron sentir los insistentes cortes de la película. Tanto los críticos como los espectadores notaron los huecos en el guión y en los personajes, reaccionando con impaciencia y aburrimiento. En Europa las cosas transcurrían de forma distinta, ya que películas como "Nana" de Jean Renoir eran un homenaje a todo lo que von Stroheim había hecho en "Foolish Wives", pero esto no servía para mejorar sus relaciones con los jefes de los estudios.
Sinopsis: En "Esposas Frívolas" Stroheim es el Conde Wladislaw Sergius Karamzin, antes de que el ejército imperial ruso le desposeyera de sus tierras por la Revolución Bolchevique, -o al menos eso afirma-. Nunca se ha probado que no es lo que dice, pero está asociado con dos vividoras que se hacen pasar por aristócratas, las cuáles se confirma al final que están siendo buscadas por la justicia. Los tres apátridas residen en Montecarlo, viviendo a todo tren, pues están metidos en un túrbio asunto de falsificación de dinero; ándan buscando dar un gran golpe, ya sea en las mesas de juego o por cuenta de alguna persona crédula. Su objetivo es la esposa (interpretada por "la señorita Dupont") del nuevo representante diplomático estadounidense, a quien Karamzin pretende seducir y poner en una posición comprometedora. Efectivamente, la mujer del diplomático se coloca en una posición comprometedora. Por desgracia para Karamzin, pone en peligro su propia posición. Habiendo prometido casarse con su criada, Cuando esta, después de ser engañada para que le diera todos sus ahorros a su amo, espia a Karamzin mientras corteja a la americana, encierra a los presuntos amantes con llave y quema la casa de los impostores, después se suicida. Cuando Helen Hugues y el falso conde ruso van a ser salvados por los bomberos, Karamzin hace un escape nada caballeroso por delante de la esposa del diplomático, consigue ser retado a duelo por el diplomático. El cobarde Karamzin pretende huír de Montecarlo. Entonces se acuerda de la hija adolescente de su colega de falsificación, tan bella como retrasada mental, obsesionada con la religión. El villano intenta sacarse la frustración que le produce su cobarde huída abusando de la niña idiota, pero el padre de ella lo descubre y de ahí Karamzin pasa a una alcantarilla próxima.
Esta hipocresía del juego social se fija en el contexto de la Primera Guerra Mundial, que acababa de terminar: fetichismo irónico del vestuario, especialmente los uniformes militares: un veterano sin brazos provoca la emoción-excitación sexual de Mme. Hugues, una enfermera empujando un soldado en una silla de ruedas, una niña con muletas, un niño jugando con un casco militar.
Mi momento preferido es una secuencia que me recuerda al cine de Luís Buñuel. Aquella en la que el falso conde lleva a su víctima desmayada (Miss DuPont), a la choza de una bruja desdentada (Louise Emmons), durante una tormenta; desde su posicionamiento estratégico él la espía mientras se desnuda valiéndose de un trozo de espejo, pero su acto de repugnante "voyeur" es interrumpido por una cabra; más tarde tratará de violar a la mujer mientras ella duerme, intento frustrado por un monje en busca de refugio, quién acaba durmiendo en la misma choza con su mula. Una cortina semi-transparente colocada frente sobre este monje convierte su velada y granulada imágen en una irónica postal religiosa que aborta toda posibilidad de pecado por parte de Karamzin. Freudiana complejidad de la identificación de caracteres, (repulsión por las acciones del conde, pero la identificación con su estimulante punto de vista).
MERRY GO-ROUND (1.923)
La película es bastante sólida y mantiene el interés, aunque muchos de los giros de la trama, (en especial lo del orangután, que parece sacado del "Doble asesinato de la Calle Morgue" de E. A. Poe), son poco plausibles o creíbles. Esto debe ser considerado por todos los interesados en el trabajo de Von Stroheim. Sus películas anteriores("Maridos ciegos" y "Esposas frívolas"), también son experimentales e inciertas, esto surge como primera visión clara de Von Stroheim de donde quiere ir y qué quiere hacer en el cine.
Norman Kerry (arriba); Mary Philbin (abajo).
Sinopsis: En Viena, alrededor de la Primera Guerra Mundial, el decadente y canallesco conde Franz von Maximilian Hohenegg (Norman Kerry), haciéndose pasar por un vendedor de corbatas, se enamora de la virginal plebeya Agnes (Mary Philbin), una organillera en la zona de recreo de la ciudad. Un surtido de personajes incluyendo la nerviosa madre fumando cigarros de Franz; el dueño de una féria brutal, sádico y un violador en potencia; un jorobado sensible y su orangután amaestrado; y grandes emociones en esta joya mutilada, olvidada y fascinante. Aunque su nombre aparece en ninguna parte en el producto final, el legendario director de Eric von Stroheim ("Avaricia"), escribió la historia y el guión, dirigió la escenografía y el vestuario, seleccionó el elenco y dirigió al menos una cuarta parte de la película antes de ser despedido por el jefe de producción Irving Thalberg y sustituido por el director Rupert Julian ("El Fantasma de la Opera", un director de reemplazo sin garra que dirigió la mayoría de la película.
Algunas de sus excesivas imágenes originales sobreviven en el montaje final, incluyendo la introducción del conde en su dormitorio, absurdamente grandiosa; o la orgía dónde una chica totalmente desnuda sale de una gran ponchera repleta de champán, bien remojada. Los intentos de Stroheim de hacer de la historia de esta película un retrato de textura túrbia de la sociedad austríaca, fueron desechados; así como un final más digno de un "deus ex machina" verdadero, -como éra el suicidio inicialmente previsto-. Ciertos detalles grotescos y giros perversos sólo podían ser rodados por un génio como Stroheim; por ejemplo, la fiel amistad de un jorobado y un orangután.
Aunque el acreditado séa Rupert Julian, es un Von Stroheim puro, la temática y la textura. Varios temas empiezan aquí y se desarrollan más adelante en otras películas de E.V.S.: El camino del noble programado para un matrimonio de estado, pero enamorado de una plebeya es un tema utilizado como "el quid" de "La marcha nupcial". La crueldad extrema del hombre que domina la vida de la niña frágil se volverá a repetir en "Avaricia" y en "La marcha nupcial" .
La feria está dirigida por un bruto de un sádico, que domina la vida de Agnes y la de su padre, un titiritero, incluso se niega a que sus empleados dejen de trabajar para atender a su madre/esposa moribunda, destruye la muñeca que le había regalado el conde a la chica, y ordena su sonrisa mientras ella toca el órgano; finalmente, el deleznable patrón empuja una maceta desde una altura considerable para matar al padre de la chica, fallando en su intento. Un atento y vengador orangután pone fin a la vida del sádico jefe.
En la segunda parte de la película interviene la guerra: el conde Franz encuentra al padre de Agnes desilusionado en la enfermería del bando contrario; con la salud muy minada el anciano se enfrenta al conde, -que se casó por dinero-, llamándole mentiroso y tramposo antes de expirar.
El productor impuso un final feliz imposible: Convenientemente muertos el padre de ella y la esposa de él, al finalizar la guerra se abre el camino para el reencuentro entre Franz y Agnes, mientras el jorobado leal, que la ha amado desde siempre, renuncia con lágrimas a su amor, siendo su orangután el único ser que le consuela.
GREED (1.924)
Von Stroheim había leído la novela de Frank Norris "McTeague" y había conseguido los instrumentos necesarios para conseguir realizar esta 'rara avis' cinematográfica que aún hoy sigue impresionando por su gran realismo y sordidez, así como por su sentido épico de la tragedia. Auténtica aportación al análisis de la "esencia de los americanos". En este sentido es una lástima no poder conocer directamente algunas de las aportaciones literarias del propio Stroheim como la novela de cuatrocientas páginas "Paprika", obra notable, al decir de algunos comentaristas.
Un aspecto importante distingue "Avaricia" de los restantes films de Stroheim: en él no se trata de reconstruir un ambiente europeo... sino que se plantea a partir de la propia realidad norteamericana. No es extraño que Stroheim rechazase el rodaje en estudio y se propusiese hacerlo en San Francisco, donde Frank Norris sitúa la acción de su novela. Ahora bien, la ciudad había sido destruida por el terremoto de 1906 y el incendio que le siguió con lo que eran muy pocos los elementos de la ciudad que diesen la imagen de ésta "antes del terremoto". Richard Day, director artístico, localizó finalmente los escenarios más convenientes para el film. El rodaje en interiores o exteriores suponía un gran número de problemas técnicos referidos a la iluminación, emplazamiento de los aparatos necesarios con cuatro paredes y un techo y no en los más convenientes interiores de estudio, problemas que Stroheim resolvió a medida que se fueron presentando, guiado por su propósito de acometer un proyecto que suponía una radical novedad en el contexto del cine americano de la época, lo que le llevó hasta el extremo de rodar las secuencias que transcurren en el Valle de la Muerte en este mismo escenario y no, como habían propuesto los directores, en un rancho cercano a Los Ángeles. Esto supuso un rodaje e un ambiente calcinado por el sol, con una temperatura de 60º C., demostrando abiertamente que por parte de Stroheim existía una fuerte vena aventurera y no sólo un deseo de provocación moral o un delirio megalomaníaco. La elección de los intérpretes se hizo en contra del criterio de comercialidad...
Sinopsis: En su esplendor novelesco, -tan legítimo como el de "Ciudadano Kane" o "El cuarto mandamiento"-, "Avaricia" entrelazaba una crónica de la civilización norteamericana desde su rompimiento con su origen a la tierra y a la naturaleza, a la que intenta arrancar sus riquezas, -los inicios del film se sitúan en una mina en la que trabaja el padre del protagonista, minero alcoholizado-, hasta su asentamiento en núcleos de una sociedad urbana en la que la insatisfacción y la miseria son buen caldo de cultivo para las pasiones extremas. Inicialmente el film debía contar tres historias diferentes aunque éstas apareciesen entrelazadas. La primera es la de la relación entre McTeague, su amigo y la novia de éste con la que se casará el primero con el consentimiento del segundo. Al darse la noticia de que la muchacha ha ganado una suma importante en la lotería la relación amistosa se rompe y Marcus, amigo antes de McTeague, muestra su odio al ver que se le ha escapado la posibilidad de enriquecerse si se hubiese casado con Trina. Desde entonces asedia al matrimonio que, por otra parte, está desunido debido a la frigidez de la esposa que la lleva a buscar un consuelo compensatorio en su obsesión por el dinero, -llegando a dormir con sus piezas de oro extendidas sobre la cama-, y denuncia a McTeague por ejercer como dentista sin tener licencia, lo que provoca la ruina del matrimonio. A partir de aquí se analiza una problematica que, por desgracia, nunca se ha conseguido erradicar: la violencia de género. McTeague se dá a la bebida y se vuelve brutal, llegando a amputar los dedos de las dos manos de Trina a mordiscos. Hasta que la noche de Navidad 'Mac' asesina a su esposa, roba su oro y huye al desierto. Al conocerse el hecho Marcus se presenta como voluntario para perseguirlo. Al llegar al Valle de la Muerte el tropel de perseguidores decide abandonar la persecución pero Marcus la prosigue, obsesionado por el oro que su antiguo amigo lleva consigo. Al encontrarse se produce un enfrentamiento terrible en el que McTeague mata a Marcus no sin antes haber quedado ligado al cadáver de éste por las esposas con que el otro quería detenerle. El film se cierra con McTeague junto a su oro, esposado al cadáver, abriendo la puerta a la jaula que llevaba a lomos de una mula para que el último pájaro que hay en su interior pueda volar.
Paralelamente a esta historia había otra referente a la locura de María Macapa, criada mexicana que habla sin cesar de un maravilloso servicio de mesa hecho de oro..., y otra historia que contrapunteaba a las anteriores es la de un anciano inglés enamorado de Miss Baker pero que no se atreve a declararle su amor. Lo que ha quedado de esta película resulta impresionante secuencia tras secuencia, como aquellla escena en la que Pitts, tras haber ganado la lotería, acaricia su cuerpo desnudo con monedas de oro, teniendo un orgasmo.
En diversos puntos de transición vemos unos cadavéricos brazos, unas huesudas manos y unos dedos como garras manoseando con avidez un servicio de mesa hecho de oro puro y un buen puñado de centelleantes y doradas monedas. Nos encontramos también al personaje de Marcus, -representado por un gato callejero que acecha a dos canarios encerrados en una jaula; representando a Trina y a 'Mac'-.
Stroheim sufrió nuevas e inopinadas iras censoras. Cuando Irving Thalberg le despidió de su trabajo a lo largo de "El carrusel de la vida" se sentó un precedente desconocido antes. Éste indicaba que la época en que los directores tenían completa libertad en su trabajo había llegado a su fin. Cuando Stroheim se encontraba en el transcurso del montaje de Avaricia se produjo una fusión entre la compañía de Samuel Goldwyn y la de Louis B. Mayer pasando a constituirse la M.G.M. que, por otra parte, se convirtió en la compañía más reaccionaria de Hollywood. De nuevo hubo obstáculos para los proyectos de Stroheim. Éstos, por otra parte, chocaban abiertamente con el sentido comercial más caracterizado que dominaba por entonces. Se trataba, según los propósitos de Stroheim, de comercializar una copia de 42 bobinas y 7 horas de duración, algo que se apartaba mucho de los proyectos de Mayer, deseoso de poner en marcha un ambicioso plan de producción que convertiría a los estudios en una "fábrica de films" con un rodaje de una media de cincuenta por año. El propósito de montar el film en dos partes pareció ridículo tanto a Mayer como a Thalberg. El propio Stroheim redujo la versión inicial a unas 24 bobinas pero ésta no pareció suficiente... Al final quedó en 16 bobinas. Por último, el film fue a parar a un montador anónimo que lo redujo sólo a 10 bobinas mereciendo la opinión de Stroheim de que este empleado no debía tener nada en la cabeza. Avaricia sufrió las consecuencias del vicio que criticaba hasta el punto que el resto del negativo fue destruido para extraer el escaso valor de las sales de plata que contenía. Sin embargo, tal como ha permanecido -hay que convenir en que Stroheim fue siempre un desafortunado, perseguido por censores, productores sórdidos, politicastros o estrellas despechadas y que tuvo considerables dificultades para conseguir el acabado de sus films-, "Avaricia" es en sí misma una obra maestra absoluta.
Desde su análisis de la mediocridad cotidiana de la pequeña burguesía americana a su exposición, afectada de una cierta tosquedad, de la obsesión por el dinero como una consecuencia de la represión afectiva y sexual, se revela como una obra considerable. A ello no son ajenos ni el cáustico sentido del humor negro, como la secuencia en la que mientras se desarrolla la ceremonia del matrimonio pasa muy ceremoniosamente un cortejo fúnebre, ni la provocación erótica como ocurre con la secuencia en que habiendo anestesiado McTeague a la muchacha, lucha contra el deseo de abrazarla y acaba besándola en la boca, ni el desgarro trágico como el final que muestra al protagonista indefenso ante una naturaleza inmisericorde. Las dotes de observador de Stroheim se muestran en este film en secuencias como la de la celebración del banquete después de la boda, donde los invitados tragan como cerdos. Uno de los aspectos más molestos del cine de Stroheim es su tendencia a agobiar al espectador en la presentación de personajes y situaciones a partir de secuencias que con frecuencia se desarrollan mucho más de lo necesario mientras que en "Avaricia", -al revés que en "Esposas frívolas" o "La viuda alegre", por ejemplo-, este hiperdesarrollo no se produce, resultando este film mucho más ajustado y sintético, más ágil y desprovisto de la pesadez académica que aletea en ocasiones en otros films del realizador ambientados en el imperio austrohúngaro.
AVARICIA no solo es la obra maestra del gran Erich von Stroheim. Se trata de una absoluta maravilla fílmica que ha servido de inspiración a otros muchos grandes directores de la historia del cine. Las ensoñaciones grotescas y groseras de Luís Buñuel tienen su origen cuando McTeague duerme con éter a Trina y trata de violarla en su consulta de dentista, ¿no recuerda a la escena entre Fernando Rey y Silvia Pinal en "Viridiana"?, o la escena de la boda entre McTeague y Trina, interrumpida por un funeral, ¿no recuerda a "La edad de oro" de Buñuel y Dalí, con el carro de los obreros muertos desfilando por un salón señorial adornado con pomposos y aburridos invitados?; ¿acaso no recuerda la violencia desgarrada de Sam Peckinpah del tramo final de "Perros de paja", cuando McTeague muerde los dedos de ámbas manos a Trina para que le esta suelte unas monedas con las que seguir emborrachándose?; o el final en el Valle de la Muerte, ¿no recuerda la escena final en el cementerio en "El bueno, el feo y el malo" de Sergio Leone?, ¿o a las rivalidades entre buscadores de oro de "La quimera del oro" de Charles Chaplin?, ¿o el inicio de "La balada de Cable Hogue" del citado Sam Peckinpah? ...
La sombra de Stroheim es muy alargada. Existe una versión muy recomendable de cuatro horas y veinte minutos del film "GREED", -la versión de 1.999-; este nuevo montaje resulta ser álgo así como léerse el libro de Frank Norris "McTeague" en el que se basa la película, illustrado con fotografías del metraje destruído.
(El historiador Kevin Brownlow nos narra las incidencias del rodaje de "La viuda alegre" de Erich von Stroheim como si de un guión de cine se tratara):El asunto LA VIUDA ALEGRE (1.925) por: Kevin Brownlow.
"La viuda alegre" no pudo haber empezado menos auspiciosa. Erich von Stroheim estaba preparado para dirigir este vehículo con Mae Murray cuando su marido, Robert Z. Leonard se enteró del trabajo que debía desempeñar su mujer en el film e Hizo un llamamiento al faraón de la MGM; Louis B. Mayer se enfureció cuando Stroheim declaró que la niña sería una puta; entonces golpeó a Stroheim .
John Gilbert como "el príncipe Danilo".
Mayer le había salvado una véz y no deseaba volver a hacerlo, así que sus palabras fueron muy duras. Pero había algo más decéncia ultrajada en todo este asunto. Unos meses antes , Mayer se había fusionado con la Metro Goldwyn, y una de las películas que había heredado era AVARICIA, un drama a la medida de los ideales de Mayer obstinado en ofrecer una buena imagen, si tal cosa le éra posible conseguir.
El vicepresidente Irving Thalberg ya había presentado batalla contra Stroheim cuando ambos habían trabajado en Universal . I.G.T. "El Chico Maravilla " se había puesto a cargo del estudio a la edad de 20 años. Alarmado por las extravagancias de Stroheim durante la producción de "Los amores de un príncipe- el tiovivo de la vída" (1923), Thalberg decidió que tenía que pararle los piés de una véz por todas, así que despidió al director. Fue un momento histórico para Hollywood, ya que significaba que a partir de entonces , el poder estaba en manos del productor.
Von Stroheim en el 'set' con Tully Marshall, que encarna al vejestorio fetichista y lisiado barón Sandoja.
Después de esta derrota, Stroheim fue invitado a unirse a la Compañía Goldwyn. Su cerebro era la creativa June Mathis, una cineasta de éxito, que creía firmemente en el poder del director. Stroheim fue capaz de hacer "Avaricia" sin interferencias. Cuando terminó de editar la película, (lo mejor que podía hacer era cortar 42 a 22 rollos), el nuevo triunvirato ordenó que la obra maestra se redujera a 10 rollos, lo que llevó a Stroheim a gruñir: "El hombre que cortó mi película no tenía nada en su cabeza, sino un sombrero".
A pesar de todo , Stroheim y Thalberg conservaron su respeto mútuo. Thalberg aprobó el proyecto de "La viuda alegre" - que había sido anunciado por primera vez cuando se unió a Stroheim Goldwyn,-acordando que la adaptación podría ser tan libre como quisiera, siempre y cuando conservara dos escenas que el público conocía y deseaba ver: la del famoso vals y la escena en Maxim's-. Usando la opereta de Franz Lehar como un trampolín, Stroheim , en colaboración con Benjamin Glazer, escribe una comedia irónica y dramática, que le permitió disfrutar de uno de sus temas favoritos: el examen de la degeneración del poder; convirtiendo una opereta gentil en uno de sus retratos nihilistas y feroces sobre la decadencia de los imperios cenroeuropeos, que comienza comparando visualmente a un regimiento de dragones con una piara de cerdos.
Sinopsis: En un estado balcánico real, el príncipe Danilo y el príncipe heredero Mirko, (primos), se enamoran de una bailarina estadounidense de visita, Sally O'Hara. Danilo, el más atractivo y encantador de los dos, sufre el hechizo de la bella, flechazo que ella también siente. Una noche en que Danilo está haciendo grandes progresos en sus intentos de seducción de Sally, su primo Mirko y sus compañeros borrachos irrumpen en la habitación. Mirko debe retirarse, derrotado. El rey, sin embargo, se enfurece por la noticia, y obliga a Danilo a retractarse. Cuando se celebra la boda de estado del Príncipe, Sally se toma su venganza al casarse con el vejestorio lisiado barón Sadoja, cuyos millones apoyan y sostienen el trono de Montenegro. Pero la noche de bodas resulta ser demasiada obligación para el barón quén expira ante la lozanía de su joven bella y rúbia mujercita; ella parte hacia París derrochando sus millones por todo el continente. Naturalmente, allí la estarán esperando Danilo y Mirko con los brazos abiertos.
Los dos primos se retan en un duelo al amanecer, los favores de Sally serán para el vencedor. Mirko, con gran ensañamiento, dispara contra Danilo, -quién está dispuesto a dejarse matar-, y lleno de júbilo, vuelve a los balcanes para ser nombrado nuevo rey de Montenegro. El mismo día de su coronación el cruel Mirko es asesinado por un vengativo proletario lisiado, que en una ocasión anterior ya sufrió la vejación, la humillación pública y el escarnio por parte de su víctima con ínfulas de dictador. Pero Danilo, -naturalmente-, no ha muerto, disfrutará de los cuidados de Sally hasta que esté completamente recuperado para poder casarse con la chica y hacerse cargo del reino de Montenegro con ella como su reina. Lo que ya no se dice es si las relaciones con un proletariado muy harto de los abusos de la corte mejorarán o no con el cambio.
Stroheim acordó utilizar a Mae Murray como cabeza de cartel. Quería Norman Kerry para interpretar a Danilo pero Thalberg se negó. También vetó su idea de que Stroheim interpretara el papel de Mirko. Thalberg sabía que siempre podía disponer de Stroheim como director, pero si Stroheim desempeñaba un papel destacado el film sería un fracaso. Durante algunas semanas trataron de escoger un actor para interpretar al villano, sin éxito. No fue un actor en Hollywood con la presencia, o la amenaza, de Stroheim quien acabaría interpretando a Mirko. Stroheim llevó a su esposa a un espectáculo musical, Valerie von Stroheim era una mujer notable, Stroheim tenía la costumbre de llevarla a los rodajes y consultarla después de cada toma. Ella no tenía una educación en el arte de la imagen a la hora de tomar decisiones; ella reaccionaba de manera intuitiva, y Stroheim llegó a depender de su juicio. Ahora Valerie demostró su habilidad una vez más. Señaló un actor llamado Roy Giusti: -" Ahí tienes a tu príncipe de la corona"; -exclamó- . Con un cambio de nombre a Roy D'Arcy , este actor interpretó a un espléndido y bífido Mirko.
Richard Koszarski, en su biografía definitiva "El hombre a quién todos deberíamos odiar", Vé en Mirko el aspecto más malo de Danilo, Stroheim dividió el carácter del príncipe en dos. Ambos tienen "el aire inconfundible de haber nacido con uniforme".
Todo el mundo en Hollywood está convencido de que Stroheim era de noble cuna y que había servido como oficial de caballería. El joven aceptó esa impresión. Cuando llegó a Hollywood en 1.914 como un actor sin un centavo, se hacía llamar "Conde". En realidad, Stroheim no era un "von" en absoluto, sino el hijo de un sombrerero judío, y su carrera militar duró poco más de un tramo corto como soldado raso. Sin embargo, como tantas personas de las aspiraciones intensa, pero frustrado, sabía más de los militares que la mayoría que los oficiales.
Tal vez debido a la pretensión de su vida, él tenía una pasión por la exactitud en su trabajo. Mientras que otros directivos debían asegurarse de que todo parecía razonablemente correcto, Stroheim se garantizaba de que todo fuese correcto. Los uniformes de sus películas eran originales , el carruaje para el emperador de Austria en "Merry- Go-Round" fue el transporte del emperador de Austria, comprado en Viena y enviado a los estudios Universal.
A pesar de la opereta se fijó en un país de fantasía llamado Marsovia, Stroheim se basa en la realidad,- si bien llamó Monteblanco a su reino, usó los uniformes de Montenegro. Stroheim se puso furioso cuando descubrió que el nudo de la espada de ayudante del príncipe heredero de campo no se hizo de cordón de plata genuina. "Nadie en el público se dará cuenta",-le dijeron, pero Stroheim no escuchaba. Sabía que su dirección personal dependía de la acumulación de un sinnúmero de pequeños detalles, que a menudo se muestran en primer plano en toda su obra. Por lo tanto, era esencial que todo fuera perfecto. Él utilizaba a menudo el ejemplo de un cirujano al coger el instrumento equivocado, -el resultado sería catastrófico ya que como médico perdería su prestigio; lo mismo ocurre si la escena queda falsa, él perdería su prestigio en ante la profesión y ante la crítica-.
Todo el mundo en Hollywood está convencido de que Stroheim era de noble cuna y que había servido como oficial de caballería. El joven aceptó esa impresión. Cuando llegó a Hollywood en 1.914 como un actor sin un centavo, se hacía llamar "Conde". En realidad, Stroheim no era un "von" en absoluto, sino el hijo de un sombrerero judío, y su carrera militar duró poco más de un tramo corto como soldado raso. Sin embargo, como tantas personas de las aspiraciones intensa, pero frustrado, sabía más de los militares que la mayoría que los oficiales.
Tal vez debido a la pretensión de su vida, él tenía una pasión por la exactitud en su trabajo. Mientras que otros directivos debían asegurarse de que todo parecía razonablemente correcto, Stroheim se garantizaba de que todo fuese correcto. Los uniformes de sus películas eran originales , el carruaje para el emperador de Austria en "Merry- Go-Round" fue el transporte del emperador de Austria, comprado en Viena y enviado a los estudios Universal.
A pesar de la opereta se fijó en un país de fantasía llamado Marsovia, Stroheim se basa en la realidad,- si bien llamó Monteblanco a su reino, usó los uniformes de Montenegro. Stroheim se puso furioso cuando descubrió que el nudo de la espada de ayudante del príncipe heredero de campo no se hizo de cordón de plata genuina. "Nadie en el público se dará cuenta",-le dijeron, pero Stroheim no escuchaba. Sabía que su dirección personal dependía de la acumulación de un sinnúmero de pequeños detalles, que a menudo se muestran en primer plano en toda su obra. Por lo tanto, era esencial que todo fuera perfecto. Él utilizaba a menudo el ejemplo de un cirujano al coger el instrumento equivocado, -el resultado sería catastrófico ya que como médico perdería su prestigio; lo mismo ocurre si la escena queda falsa, él perdería su prestigio en ante la profesión y ante la crítica-.
Roy D´Arcy como "el príncipe heredero Mirko"
Todo el mundo es un experto en algo. Y cuando sus actores y figurantes llevaban uniformes con polaïnas, realizados en el departamento de vestuario, sabían que éran absolutamente correctos en todos sus detalles, esto repercutía en su propio rendimiento. A primera vista, podría haber sido Stroheim jugando a la guerra , pero no había una profundidad en su obra que hizo todo este alboroto sobre los detalles valiese la pena. Tenía la comprensión de un psiquiatra acerca de las relaciones sexuales, y en su presentación de escenas de lujuria, -a diferencia de las escenas de amor-, llegó mucho más lejos que cualquier otra persona que omite la visión miope de la Oficina Hays. -Que, por supuesto, insistió en que se cortaran las escenas de orgías-.
"La inclinación sexual de Von Stroheim es Freud, con adornos de Havelock Ellis, y la salsa de Krafft-Ebing", escribió Don Ryan, quien interpretó al ayudante de Mirko. Algunos de los personajes, -agregó-, serían reconocidos sólo por las personas de mentalidad similar: El barón, por ejemplo, tiene una forma repugnante de parálisis. Camina, horriblemente, como si gateara, sosteniéndose de pie sobre dos bastones de ébano. Su rostro es calcáreo , en una mejilla quema un círculo lívido. Y cuando mira a una mujer , no ve más que sus pies. Ni Thalberg ha reconocido las implicaciones de su carácter. En una de los historias favoritas de Hollywood, él y Stroheim está viendo juntos el film; plano siguiente , un plano de los armarios del vestuario del barón: no hay nada más que zapatos. Thalberg exige una explicación . -"¿No lo vés?", -respondió Stroheim-; " él es un fetichista de los pies". -"¿Y tú?", -preguntó Thalberg , -"Soy un fetichista de imágenes"; -respondió Stroheim-".
Ninguna película Stroheim estaba completa sin una orgía. Era la orgía en "El tiovivo de la vida" lo que había llevado a Thalberg a despedir a Stroheim de la Universal, Stroheim había insistido en úsar champagne y caviar auténtico, auténtico... Además de lo cual , él tenía la costumbre, en aras de la autenticidad, de la utilización de prostitutas reales en estas escenas. Por supuesto, si habían atisbos de orgías podría obtener la prohibición por censura por parte la Oficina Hays, la cuál cosa éra de enorme valor en taquilla, así que nadie se sintió desanimado con el film de Stroheim.
El reino de Monteblanco era una clara alusión al reino de Montenegro; por tal coincidencia la M.G.M. fué demandada.
Stroheim añadió un toque sorprendente a la escena del burdel: Danilo se adormece en una chaise-longe situada en el camerino de Sally, mientras olisquea una braguita de la chica... De pronto la acción salta; Danilo ha invitado a Sally a cenar en un "meublé", en la habitación hay un grupo de seis músicos, con sus cuerpos pintados con tiza blanca. Las chicas llevaban perlas agrupadas en torno a su pecho; los muchachos llevaban los labios pintados y pelucas rubias. Eran "La orquesta de blanco". Gran parte de la orgía fue cortada, y apenas se vislumbran todos estos detalles en el montaje del director. Pero dos de los figurantes fueron utilizados en la habitación privada en un "maison" de encuentros, en la que Danilo le vierte la sopa caliente sobre él vestido a Sally, para que esta tenga que desnudarse; a continuación comienza a quitarle lentamente dicho vestido... Mientras tanto,en una habitación contigüa, su primo Mirko rodeado de oficiales y de prostitutas, todos tan ébrios como él, participan en una siniestra bacanal; los oficiales habían vitoreado previamente a Mirko cuando este golpeaba brutalmente a un parado lisiado en una calle próxima al burdel, -este desafortunado resultará ser, hacia el final, un peligroso anarquista-. Más avanzada la noche, en la habitación contigüa a la de su primo Danilo, el brutal Mirko fanfarronea en una exhibición de tiro mientras sus oficiales organizan una batalla de almohadones, cuyas plumas de ganso pronto dominarán todo el plano. El público se sorprendió tanto por las imágenes de los dos músicos, con los ojos vendados y casi desnudos, tendidos en la cama con dosel, y con todo lo demás, que apenas tenía ojos para la decoración de la escena. El director de arte de Stroheim, Richard Day, decoró la habitación como una iglesia. La bebida se servía en tazas de comunión. Fue una de las escenas más provocativas de Stroheim, y John Gilbert quedó tan impresionado que remodeló su propio dormitorio a su altura.
Norman Kerry había sido la elección de Stroheim para interpretar al príncipe Danilo, pero Thalberg y Mae Murray Mae había insistido en Gilbert, cuya actuación es un papel similar a los que había protagonizado a las órdenes de King Vidor, asombrando al público especialmente en "The Big Parade". Stroheim le puso sus cartas sobre la mesa al inicio de la producción: "Gilbert, me veo obligado a trabajar contigo. Yo no te quiero, pero la decisión no está en mis manos. Te puedo asegurar que haré todo lo que esté a mi alcance para hacerte sentir cómodo". Gilbert escribió más tarde: " Si alguna vez sintió humillación puede ser capaz de entender mi reacción al discurso anterior. le dí mi palabra a von Stroheim de que haría todo lo posible para complacerle, y en mi corazón le odiaba". Durante la primera semana, Stroheim se comportó con cortesía hacia Gilbert, durante la segunda semana, se comportó como un sargento. En la tercera semana Gilbert fue a su camerino y le arrancó el uniforme; entonces, Stroheim se disculpó. -"A continuación", -escribió Gilbert-; bebimos un poco. Le pedí disculpas a Von, y échamos otro traguito. Después de tomar otra copa regresamos al plató. Ese desacuerdo cimentó una relación que, por mi parte no tendrá fin".
Mae Murray presentó un obstáculo, en conjunto, más imponente. Ella había puesto su corazón en que la película estaría llena de chispa romántica , porque ella quería que fuera el punto culminante de su carrera. Conocida como "La chica de los labios con forma de corazón", Murray fué una actriz muy justita que se creía una estrella. Se describía a sí misma como "La reina de la MGM", vivía en el país de las hadas, no casaba con el realismo brutal de Stroheim; éra el Hollywood dorado adaptando a Émile Zola. En su autobiografía, Mae Murray declara que ella y sólo ella era responsable de que "La viuda alegre" se salvara de ser una sucesión de escenas repugnantes sobre la degeneración -tanto moral como sexual-, y que con su interpretación logró restaurarlo hasta convertir el film en un bello romance; la chica envió telegramas todas las noches a las oficinas de la Costa Este de la MGM advirtiéndoles de lo que estaba pasando. Ella fué tan lejos como para decir que Stroheim se negaba a hacerle primeros planos de su rostro, y que ella y su operador (Oliver Marsh), se reunían todas las noches en el estudio y filmaban sus primeros planos en secreto. Su relato es tan absurdo para cualquiera que haya trabajado con Stroheim, y sus operadores: Oliver T. Marsh, Ben Reynolds y William Daniels. Por supuesto, un gran número de planos fué descartado en el montaje final, pero no por los motivos que ella aducía.
Murray insistía en que Stroheim se negó a rodar la escena famoso vals, a pesar de Thalberg, quién había accedido en ella como un punto alto, y aunque un elaborado decorado se han construido. Lo que ocurrió fué que Stroheim cubrió la escena con cinco cámaras para evitar detener e iniciar el baile, la orquesta, -dirigida por Xavier Cugat-, y los bailarines se mantendría en el "tempo" exacto por la música del vals, -el músico, Lehar, hace sonar su vals en un fonógrafo-. Murray pidió que los extras dejaran de bailar tan pronto como apareció, éra la forma para que pudiera hacer una entrada triunfal. -"Espera un minuto",-dijo Stroheim-; esto no es una producción de Mae Murray. Tú no tienes que abrirte camino como una estrella. Actúa como un ser humano". Murray llegó a estar tan furiosa que la señora von Stroheim sugirió que filmaran su entada una sola véz. Stroheim también estaba furioso. A Murray, le parecía estar viendo al brutal villano de la Primera Guerra Mundial de la pantalla, obstinado en obstruir su visión artística; se volvió a Stroheim y le gritó:
-"¡Usted es un súcio huno!".
Puesto que el nombre real de Murray éra Köenig, y su padre era del mismo país que Stroheim , esta fué una elección de epíteto curiosa. Sin embargo, era suficiente para llevar la producción a un avergonzado parón. Los extras comenzaron a silbar a Mae Murray, quien lanzó su abanico al suelo y tuvo que ser escoltada cuando se fué llorando, a su camerino. -"¿Qué maldita cosa hacemos ahora?"; -preguntó a su esposa Stroheim. -"Vamos a casa"; -dijo su mujer. Stroheim sentía que primero tenía que denunciar a Mae Murray. Thalberg estaba muy enfermo, y sabía que Mayer no sería de ayuda. Thalberg alegó en su denuncia que Stroheim gastaba demasiado en cigarrillos 'king-size', a costa del estudio.
Después del almuerzo, Monta Bell fue invitado a presidir la reunión. Bell había sido un ayudante con Chaplin, y fue un excelente director, aunque difícilmente en la misma liga de la flema perfeccionista de Stroheim. Mayer entró en el plató con Eddie Mannix, un ex portero que corría por el estudio. Un tramoyista avanzó amenazadoramente y Mannix lo derribó. Mayer subió a la tribuna de la cámara y presentó Bell como el nuevo director. Luego Bell comenzó a dirigir la escena de baile como Mae Murray quería, pero era inútil. Mayer comenzó a sacudir la cabeza y Bell volvió a bajarse de la tribuna; cuando de pronto, una gran alegría estalló. Pero no fue un grito de júbilo: era un grito largo y dilatado de "¡Von!, ¡Von Stroheim!, ¡queremos von Stroheim!";- gritaban todos los extras-. Todos los que lo gritaron estaban camandados por un grupo de hombres, conocidos como la Guardia Elite, ex oficiales de los ejércitos europeos, que fueron tan leales a Stroheim que ninguno de ellos se dió cuenta de su acción era equivalente a motín.
Por la noche, se llevaron a cabo conversaciones sobre la crisis. Dos miembros de la Guardia de Elite actuaron como mensajeros entre Mayer y Stroheim. A medianoche los protagonistas se fueron juntos, y la solución de uno se elaboró. El incidente llegó a los titulares en el Registro de Los Angeles: "MAE-VON PAZ FIRME". "STROHEIM GANA". ¿Y quiénes eran los dos hombres que produjeron tal victoria? enemigos en tiempos de guerra -el barón Wilhelm von Brincken, ex capitán de los Húsares en vida del rey de Sajonia (y un espía alemán), y Owen Martin, un ex comandante del ejército británico-.
Stroheim regresó triunfante. Él y Mae Murray se disculparon con frialdad; (según la versión de ella, él se arrodilló y le besó la mano). Para celebrar el final del rodaje Stroheim dió un banquete al que incluso Mae Murray asistió; se presentó con una pitillera de oro y diamantes en la cuál estaban inscritos los nombres de todos los presentes. Mayer no puso en la lista negra a los extras, era mejor así, porque uno de ellos era Clark Gable.
Mae Murray como "Sally O´Hara"
La euforia no duró. Thalberg , recordando la pesadilla del montaje de "Avaricia, se negó a permitir que Stroheim tuviera el privilegio de montar la película. Stroheim estaba tan molesto que pidió ser liberado de su contrato. MGM le dejó ir. Se negó a asistir a los pases previos y al estreno de la cinta. En cambio pagó para ver la película en una proyección regular. -"Ellos aplaudieron,-dijo Stroheim-; Se rieron y me pareció genial. Pero estoy en este asiento porque he sido avergonzado". Se opuso particularmente al final feliz, -con una coronación de Technicolor de dos colores-, y me dijo que su versión terminó con Danilo muerto en un duelo, con Mirko y Sally corriendo a su lado. Sin embargo, ¡Stroheim había dirigido él mismo el final feliz, y este ya estaba en su guión!
La película fué un éxito, y fué recibida con extasiados comentarios. "Stroheim arruïna la imágen de Mae Murray", -dijo la revista Photoplay-; "ella debe rezar para que no le toque otro director con la misma falta de consideración".
Murray había dicho con anterioridad que el gran Franz Lehar renegaba de la película, sin embargo, el compositor dirigió la orquesta en el estreno de la película en Viena. La película fue prohibida en Yugoslavia, Alemania, y la Italia fascista. Se le imputa una ganancia de 758.000 $ para el estudio. Stroheim debería haber recibido el 25 por ciento de esto, pero Mayer usó su parte para pagar las pérdidas de "Avaricia". Stroheim acumulaba pérdidas y ganancias por igual, por lo que no tenía motivos para interponer una demanda al estudio.
Alguien lo hizo por él. Horrorizado por la autenticidad de Stroheim, un indignado Príncipe de Montenegro, -cuyo principado había sido absorbido por Yugoslavia después de la Gran Guerra-, fue implacable sobre el modo en que se retrata a su homónimo, el Prícipe Danilo, en la pantalla. Exigió 100.000 francos de MGM por la invasión de la intimidad, -y ganó-. Sin darse cuenta, Stroheim tuvo su venganza sobre Louis B. Mayer. (Adaptado del artículo de Kevin Brownlow "La Viuda Alegre Affair ", de Cine Americano, julio- agosto de 1981; gracias a Richard Koszarski).
THE WEDDING MARCH (1928) 110 min.
Sinopsis: "La Marcha Nupcial" comienza con el desorden de la habitación de Nikki, -que da fé de sus aventuras amorosas de la noche anterior-. En la habitación de al lado, sus nobles padres, también despiertan. Compiten entre ellos en un intercambio de vulgaridades e insultos... Erich von Stroheim encarna a Nikki, un noble vienés cuyos padres, unos aristócratas arruinados, planean arreglarle una boda con la hija lisiada de un rico burgués en alza. Los tiempos están cambiando, pero ciertas cosas no mutan: el cínico Nikki comete el error más viejo de todos al enamorarse de una chica de clase baja y a partir de ahí la tragedia y la miseria moral no se harán esperar.
La paralización de todo tipo de producciones en una Europa devastada por la guerra, significó un definitivo auge de la industria cinematográfica norteamericana, que se convertirá, hasta nuestros días, en la dominadora mundial (la industria del cine se erige como la segunda en importancia después de la automovilística). Además, los inversores del este se interesan enormemente en la joven industria que garantiza beneficios económicos y también culturales.
La paralización de todo tipo de producciones en una Europa devastada por la guerra, significó un definitivo auge de la industria cinematográfica norteamericana, que se convertirá, hasta nuestros días, en la dominadora mundial (la industria del cine se erige como la segunda en importancia después de la automovilística). Además, los inversores del este se interesan enormemente en la joven industria que garantiza beneficios económicos y también culturales.
El cine se había convertido en una auténtica industria (como producir salchichas), cosa que supuso: división jerarquizada del trabajo que suponía, entre otras muchas cosas, que un director no montara su realización ya que existían especialistas para ello; política de géneros, que suponía que según el éxito conseguida por algún género así se planificaba al año siguiente; star system con actores y actrices convertidos personajes arquetípicos. Todo ellos se conoce como el studio system que tendrá vigencia hasta los años `50 en los que la aparición de la televisión y la implicación de la justicia supuso su fin.
En un marco tan controlado era difícil la aparición de directores atípicos y desviantes, y los que en algún momento intentaban romper con el sistema establecido encontraron muchísimas trabas para ello.
Uno de esos directores fue el austríaco Erich Von Stroheim, que llegó a Estados Unidos hacia 1909, y, tras ganarse la vida trabajando en lo que podía, aterrizó en el cine como extra en 1914. Pero las aspiraciones de Stroheim apuntaban mucho más alto y en 1918 convenció a Carl Laemmle, emigrante europeo como él, para que le diese la oportunidad de dirigir "Blind husbands", que prefigura ya muchos aspectos de su gran obra posterior. La película obtuvo tan buenas recaudaciones que Laemmle no vaciló en darle carta blanca para dirigir "Esposas frívolas".
Todo fue sobre ruedas hasta que Irving Thalberg fue promovido a un alto directivo en la Universal y decidió frenar el impetuoso genio creador de Stroheim. Comenzó por podar la película y acabó interviniendo para endulzar la versión.
Pero a pesar de estos apaños, "Esposas frívolas" se revelaba como la más feroz e implacable acusación jamás llevada al cine del turbio mundo de las bajas pasiones que se esconde hipócritamente bajo el oropel de plumas, joyas y uniformes del gran mundo, expuesta con el más violento naturalismo.
En la plenitud de su prestigio, formado por el escándalo y las altas recaudaciones Stroheim abordó "Los amores de un príncipe o El carrusel de la vida" (1923), pero Thalberg intervino de nuevo y le dió el proyecto al mediocre Rupert Julian.
Pero a pesar de su fama de extravagante y despilfarrador, la Metro se decidió a jugar la carta de la genialidad y lo contrató para adaptar al cine "Avaricia" (1924) la novela del escritor norteamericano Frank Morris. 42 rollos de película se convirtieron en 30 y luego en 20 y finalmente en 10 (2h. y 45 min.). A pesar de sus bárbaras mutilaciones, "Avaricia" es una auténtica obra maestra, cúpula del realismo cinematográfico.
La carrera de Stroheim estaba destinada a tropezar sistemáticamente con la incomprensión de los productores, los censores y los críticos y las ligas puritanas. "Avaricia" fue un fracaso comercial y aceptó llevar a la pantalla una versión de "La viuda alegre", éxito comercial y "La marcha nupcial", otra obra maestra que debía durar 3h, pero que también tropiezos de producción. Lo mismo sucedió con "La reina Kelly", (1929): la colegiala (Gloria Swanson) a la que se le caen las bragas ante todo un escuadrón de dragones, la barroca alcoba de la reina (Seena Owen) con sus Cupidos, su champagne y, sobre la mesita de noche el crucifijo junto a Decamerón y la morfina.
Con el desastre de "La reina Kelly", el rodaje de la cual fue interrumpido por su productora y protagonista, se quebró para siempre la carrera de uno de los más gigantescos creadores del séptimo arte. Por ser un implacable moralista, tropezó una y otra vez con los prejuicios de la mora convencional y pacata. Nunca se vio y se verá tanta ferocidad en la descripción de la mezquindad y bajezas humanas como en la obra de Stroheim.
Su arrolladora pasión naturalista, que le llevaba a acumular detalles y más detalles en los decorados y en la caracterización de los personajes, convertía sus escenografías en cuadros barrocos, que trascendían el realismo para aproximarse al expresionismo. En sus obras convergen muchas resonancias estilísticas, como en el caso con los simbolismos del guerrero gigante de hierro llevando en brazos una ninfa del Danuvio muerta; el exaltado y desagradable carnicero Schani agarrando a Mitzi del mismo modo que lo hace con los cerdos que mata, escena que termina, -como siempre en el cine de Von Stroheim-, con un intento de violación; en este caso en un matadero. O el momento de La Muerte tocando el órgano en la catedral durante la boda arreglada entre un señorito vividor y una princesa coja.
La escena de la última orgía de Nikki rematada con su último intento de redención por amor constiyuye una muestra del gran talento de Erich von Stroheim
Con Stroheim culmina y se destruye la estética del cine mudo: a la discontinuidad del cine mudo, basado en el arte del montaje y en la hipertrofia significativa del plano, el director austríaco opuso, -como Murnau-, la continuidad y coherencia espacio-temporal de las escenas, convertidas en unidades de acción dramática. Este paso de gigante no hace sino anunciar la estructura narrativa del cine sonoro que está ya a punto de nacer.
A principios de 1926 von Stroheim se recluyó en un refugio de montaña con un amigo llamado Harry Carr para comenzar a trabajar en el guión de la película. Esencialmente, "The Wedding March" (La marcha nupcial) era una nueva versión de la historia que no pudo llevar a la pantalla en "Mery-Go-Round". Pero los años que había pasado en la M.G.M. Habían hecho de von Stroheim un hombre diferente, más reflexivo, menos seguro de sí mismo y del mundo que le rodeaba, y así, la historia iba a ser también diferente. Tras un fallido comienzo en el que los "fantasmas" hicieron que los dos colaboradores volvieran a Hollywood, se establecieron en La Jolla, en un lugar con vistas al mar, a unas noventa millas al sur de Los Angeles. A diferencia de su anterior experiencia con Glazer, su trabajo con Carr en "The Wedding March" fue de auténtica camaradería; Carr daba forma y sentido a las ideas que von Stroheim generaba. Éste era un noctámbulo y prueba de ello son sus mejores guiones, escritos en su mayoría por la noche, así como casi todo lo mejor que dirigió. En La Jolla solía levantarse al mediodía y discutía sus ideas con Carr por espacio de dos o tres horas; después, le dictaba las nuevas escenas a su secretaria, sentados a la orilla del mar. Según Carr, von Stroheim iba siempre vestido formalmente e incluso llevaba un sable de caballería que, según él, le ayudaba a meterse más en el papel. Después de cenar solían hablar acerca de las ideas de von Stroheim y, cuando su colaborador se había ido a la cama, von Stroheim se quedaba levantado hasta las tres de la mañana escribiendo sobre lo que habían estado discutiendo... "The Wedding March" ('La marcha nupcial') es una película de contrastes y paralelismos. De clases altas y bajas, de amor sagrado y profano, de caos y rituales; y todo ello se encuentra yuxtapuesto. Al igual que los personajes de von Stroheim se encuentran entre la espada y la pared, el mismo director se enfrenta a dos modos de vida conflictivos, manifestación dramática de los conflictos internos del propio imperio. El mundo de Nikki aparece espléndido, lleno de encanto, pero es un mundo que se está consumiendo y que se desmorona. El matrimonio es una mofa y el verdadero amor, un chiste. "Oh Amor, sin ti el matrimonio es un sacrilegio y una farsa." Frente a esto se encuentra el mundo proletario de Schani y de las clases descontentas, hipócritas que envidian el boato que quieren destruir. Mitzi está en el centro de esta batalla y sólo será capaz de resolverlo a través de su amor. Pero el destino parece estar en su contra, debido, principalmente, a dos males concretos: el sexo y el dinero. Las necesidades económicas fuerzan a un no demasiado reticente príncipe a casarse por dinero con Cecilia, abandonando así su verdadero amor. Incluso las típicas ataduras de clase se rompen ante la necesidad de apuntalar la vacilante fortuna de los Wildeliebe-Rauffenbergs, y la hija del nuevo rico se presenta como una buena presa. El énfasis en el tema del dinero es típico en von Stroheim, y aquí va más allá de la simple "conciencia de clase" que se esconde bajo el argumento de Old Heidelberg; también es típico el recurrente contraste entre lo profano y lo sagrado del amor: Nikki va del burdel de Madame Rosa a sus citas nocturnas con Mitzi. Aunque estas visitas provocan que Mitzi vaya a confesarse, este es realmente un amor limpio, pues en él subyacen motivos espirituales. Para von Stroheim este hecho anula cualquier pecado derivado de la debilidad de la carne. En un rótulo introductorio dedica la película a "los verdaderos amantes del mundo". No es un mero gesto sentimental, sino que alude a un estado especial de gracia que, en la película, intenta reflejar.De nuevo von Stroheim utiliza la variante del triángulo amoroso, sobre el cual estructura sus relaciones personales y en esta película, con calculado equilibrio de contrastes, aparece con mayor simetría de la habitual... Von Stroheim aprendió de Griffth la técnica de combinar una íntima historia personal con la ampulosa narrativa propia del género épico. Lo aprendió mientras trabajaba en "El nacimiento de una nación" y en "Hearts of the World", y lo utilizó más tarde para sus propios fines. Ámplia narración histórica, aquí, se centra en la caída del imperio, y el estallido de la Primera Guerra Mundial. Queda patente, pues, que von Stroheim se identificaba completamente con el 'ancien régime', sean cuales fueran sus verdaderos orígenes. Detestaba las ideas anti-monárquicas y en particular las de los socialistas y en Schani se vislumbra la violencia irracional que es la esencia del movimiento revolucionario. Según él, aquí tenemos un remedio peor que la enfermedad, un nuevo nivel de hipocresía que le hace a uno nostálgico de la decadencia inminente de la corte de los Habsburgo.
Cuando von Stroheim y Harry Carr hubieron escrito el guión, lo arreglaron para que se adaptara a la personalidad de cada miembro del reparto. Sin que nadie pudiera decir lo contrario, von Stroheim se reservó el papel de Nikki. Zaus Pitts sería Cecilia y George Fawcett y Maude George, los padres de Nikki... Von Stroheim necesitaba poder ver físicamente a las personas a la hora de crear un personaje sobre el papel... El importantísimo papel de Mitzi estaba aún por asignar. Von Stroheim había creado un ideal y ahora tenía que encontrar una actriz para darle vida... Una morena de 1´62, llamada Fay Wray... A pesar de que la película tenía un presupuesto bastante alto, de nuevo el dinero comenzó a ser un problema, debido muchas veces a lo que parecía indecisión por parte de von Stroheim. A veces repetía escenas hasta treinta o cuarenta veces, sin que en ninguna le añadiese nada nuevo. "Deseaba algo concreto, pero no sabía exactamente cómo era lo que deseaba, y pensaba que filmando de nuevo la escena, se acercaría más a ello. Algunas veces se acababa levantando y gritaba ¡Al diablo. Positivadlo todo!", comenta Hal Mohr. "Otras veces su tendencia al realismo provocaba absurdos y caros retrasos. Era psicológicamente incapaz de utilizar falsos raccord, simples arreglos en los actores o en el atrezzo que son necesarios cuando cambia el ángulo de la cámara. Cuando la cámara se va acercando para un primer plano, por ejemplo, al cambiar la perspectiva, cambia la disposición de los objetos, lo que hace a veces que el equilibrio de la composición se rompa. Von Stroheim no dejaba que nadie intentase "arreglar" tales problemas, y el trabajo tenía que hacerse subrepticiamente si las tomas tenían que ser luego montadas sin que se despistara al público".Según cuenta Harry Carr: "Su puntillosa insistencia en los detalles tenía bastante de infantil, como un niño que lo quiere todo como él dice o, si no, no juega". Pero de lo que incluso Carr no se dio cuenta fue del significado que tenían esos detalles en el conjunto, no sólo en lo que se refiere al argumento, sino como una forma de trascender las limitaciones de un medio de masas que necesitaba ante todo atraer el más bajo común denominador de cualquier público. "En beneficio de aquéllos que se molestan en usar su cerebro, aquí les ofrecemos una o dos indicaciones que sugieren un aspecto adicional más sutil", decía von Stroheim. "Para la gente que quiere ver algo más en una escena que lo que captan los ojos del gran público, les indicamos que este atractivo añadido está aquí"... De nuevo Stroheim sugirió acortar la película y darle un metraje razonable, dividiendo la producción en dos partes. A la primera se la llamaría simplemente "The Wedding March". La segunda se titularía "The Honeymoon" (Luna de miel)... A pesar de ello, los persistentes fundidos, combinados con la inclinación de von Stroheim por construir su 'mise-en scène' con innumerables primeros planos, provocaron protestas en todas partes. El Times calificó la película como "demasiado larga". Para un crítico era "una película pesada y lenta"... En sus últimos años von Stroheim tuvo la oportunidad de montar de nuevo la película y pudo hacer una serie de pequeños cambios y reajustes. Trabajando en la Cinemateca Francesa con la copia de exhibición y los catorce discos de la banda de sonido original, consiguió una copia en 16 milímetros con sonido incorporado que es la versión que actualmente se exhibe... La película que montó en la Cinemateca fue sólo la primera parte. La segunda, "The Honeymoon", había sido montada tan rematadamente mal que apenas quiso echarle una ojeada... Poco después de que von Stroheim muriese, en 1957, un misterioso fuego se declaró en la Cinemateca, destruyendo la única copia de "The Honeymoon".
Zasu Pitts y Erich von Stroheim en un plano de "Luna de miel", (1.928), film destruído; segunda parte de "La marcha núpcial".
Montado a partir del material descartado de "La marcha nupcial", este film nunca fue reconocido como propio por Erich von Stroheim. Evidencia toda la fuerza visual del gran director, pero carece de la necesaria coherencia interna al tratarse de una serie de brillantes retales hilvanados sin excesivo rigor.
QUEEN KELLY (1.929)
Sinopsis: La película de Stroheim se abre una mañana muy temprano, en el dormitorio de la reina Regina V, La reina loca (Seena Owen), cuando aparece está desnuda, (aunque su gato la tapa), y en estado de ebriedad, se balancea suavemente; a través de una serie de rótulos sabemos de la reina que es vanidosa, auto-indulgente, cruel, que no conoce la ley sino sus propios deseos, y está poseída por unos celos enfermizos hacia el príncipe Wolfram (Walter Byron). Estos rótulos se ven reforzados por una serie de planos que indican que además es lasciva (tiene un ejemplar del Decameron de Boccaccio en su tocador), borracha (una botella de champagne en un cubo decorado con figuras de desnudos), es adicta a las pastillas (toma "veronal", pastillas para dormir), es una mujer emancipada (un rasgo negativo aparente), y dominante con tendencias sádicas (cigarros en un cenicero, el látigo). Las estatuas de figuras desnudas y pinturas de mujeres desnudas decoran, no solo su dormitorio, sino el baño y el resto del palacio.
A continuación, presenta al Príncipe Wolfram. Aquí es donde la doble moral sexual de Stroheim entra en juego, conviertendose en una obviedad inmediata. Wolfram es mostrado a su regreso de una noche loca en la ciudad, conduciendo una carroza, -cuál "Ben-Hur" pero solo con solo dos caballos-, le acompañan un grupo de furcias. Es joven y apuesto, probablemente unos años más joven que la reina (de hecho Byron éra cinco años más joven que Owen). Es despreocupado, simpático, juguetón, y en el peor de los casos, irresponsable. De momento no es diferente a una comedia de Lubitsch, pero este film no es una comedia. No obstante, la actitud comprensiva que ofrece el príncipe no deja traslucir el tono oscuro que tomará la película. el propio principe y sus acciones también cambiarán. En una de las primeras escenas filmadas, a la novicia Kelly accidentalmente se le caen las bragas delante del príncipe Wolfram.
En el curso de los acontecimientos Wolfram simulará el incendio del convento para raptar a la novicia americana durante el tumulto, secuestrará a la virginal Kelly (papel interpretado por un post-juvenil Gloria Swanson, en una interpretación que se basa principalmente en abrir mucho los ojos para parecer asombrada, asustada, en definitiva: joven e inexperta. -de hecho, ella tenía treinta años, dos años mayor que Byron-) de su convento, la llevará al palacio de Regina en la víspera de su boda, y en última instancia tratará de seducirla.
Este escandaloso comportamiento inmoral es interpretado por Stroheim como el momento de la conversión moral de Wolfram, en el que el amor lo conquista todo, pero en el mundo sexualmente agresivo retratado por Stroheim, Wolfram puede simplemente ver esa Kitty virginal como un reto sexual más. Este encuentro tan felizmente romántico como prohibido es interrumpido por la Reina, que informa a una incrédula Kitty de que el príncipe Wolfram se casará mañana con ella; a continuación, Regina coge uno de los muchos latigos de la pared del dormitorio de Wolfram, -¿para qué tiene el príncipe tantos latigos en su dormitorio?-, con el que azota a Kitty en repetidas ocasiones, obligandola a salir del palacio, mientras la guardia real se regocija con la humillación a una plebeya que ha ósado usurpar por una noche la cama de la reina.
Recurriendo a sus derechos como productora, la Swanson mandó montar gran parte del material disponible en una versión que concluía con el intento de suicidio de la protagonista tras ser expulsada del palacio real. Von Stroheim nunca aprobó este montaje que durante años circuló por filmotecas y cine-clubs, (en algunos países como España se estrenó comercialmente, con pésimos resultados) En esta obra incompleta todavía se hace latente la genialidad de Von Stroheim, ya en su tratamiento de los tonos visuales, ya en la provocación del argumento. Éste puede reducirse a la historia de una huérfana americana que reside en un convento del reino de Könsberg y de la que se enamora un apuesto aristócrata, el príncipe Wolfram (Walter Byron), prometido de la despótica reina Regina (Seena Owen). Trasladada al palacio real por su amante, es expulsada a latigazos por la soberana y, tras un frustrado intento de suicidio, acepta la oferta de irse a vivir con su vieja tía, que regenta un burdel en algún país africano. Tras verse obligada a casarse con un repugnante y rico hacendado, -Jan (el supuesto benefactor de Kitty), también puede ser visto como la degenerada extrapolación de un irredento Wolfram, viejo, feo y cojo por la sífilis, es violento, grosero, borracho y putero-. Al morir Jan durante una reyerta en el prostíbulo, Kelly se convierte en propietaria del burdel, donde al cabo de los años la encuentra el príncipe Wolfram. Mientras, en Könsberg, Regina ha sido destronada y el trono ha caído en manos de Wolfram, que convierte a Kelly en su reina. La nueva reina exclama altanera: "¿Majestad?..., ¡un cuerno!; ¡llamadme, simple y llanamente, Reina Kelly!". A principios de los años ochenta, el National Film Institute de Londres efectuó una cuidada reconstrucción con los fragmentos del episodio africano que Von Stroheim había llegado a rodar, acompañado con fotografías de las partes definilivamenie perdidas, esta reconstrucción es de un valor incalculable para calibrar lo que hubiera sido una obra maestra y reencontrar una a una las virtudes y obsesiones de su autor. En una entrevista de Von Stroheim publicada en París en 1956, figuraba este breve texto, que bien podemos tomar a guisa de declaración de principíos "Yo nunca he transigido. Ni a los convencionalismos ni a la moda arrojé mi sombrero, ni lo tendí para que cayeran monedas sobre él. He dicho siempre la verdad, tal y como yo la veía. Habré gustado o no habré gustado, pero era en todo caso la verdad tal como yo la veía". No es este el caso del rodaje de "La reina Kelly" (1929), película producida y protagonizada por Gloria Swanson con capital de su amante, el futuro político Joseph P. Kennedy. Cuando éste decidió retirar su ayuda, el rodaje tuvo que ser interrumpido sin posibilidad de reanudarse. Siempre se dijo que el hecho de ser una película muda en los albores del sonoro la convertía en una empresa perdida de antemano, pero Fernández Cuenca contradice semejante opinión: Este argumento no es del todo cierto, el proyecto no prosperó debido a la muy acentuada tendencia a ver el lado sórdido de la vida por parte de Stroheim; pero es que hablo también de lo que pasa detrás de las cortinas que bajaron, detrás de los cerrojos corridos; de lo que la cortesía y el buen tono quieren que no se hable, porque lo que se hace a escondidas explica el comportamiento a plena luz, y no es posible disociarlos.
Regina V merodea desnuda por el castillo en busca de su prometido. Este es su primo, el príncipe Wolfram, conocido como "Wild Wolfie". Él también se presenta como cautivo de una sexualidad decadente, borracho y sugestivamente paseando en un carruaje de dos caballos, tirando de las riendas del mismo con fuerza, para provocar la estimulación de un ramillete de zorras a las que lleva de paseo. Queda claro que, mientras que la sexualidad de la Reina es pasiva, desarrollada en interiores, minada de energía, como resultado de un apetito entregado con demasiada libertad, Wolfram está activo, hace alarde de su belleza, vigor y juventud al aire libre, muestra con toda naturalidad el resultado de la energía frustrada y desviada. La Reina, burlada por los juerguistas, e indignada por la libertad aparente de Wolfram, adelanta la fecha de la boda que se celebrará al día siguiente, y además castiga a su amante con unas maniobras matutinas con su guardias a caballo. Este ejercicio coincide con el rústico paseo diario de las huérfanas del convento local, el príncipe y su regimiento pasan admirando a las chicas; entoces el protagonista se interesa especialmente por Patricia Kelly, la hija de un artista errante irlandés, cuando sus bragas caen cuando ella le hace una reverencia, el Príncipe se divierte con la caída de la prenda íntima, y ella la lanza hacia él con rabia, él ha sido demasiado ingenuo, tal vez, para entender que sostener la bayoneta cerca de su nariz, en lugar de un saludo militar es como decir: "soy el Príncipe de la bayoneta erecta". Insulto que hace que las monjas murmuren con indignación, y los soldados queden desconcertados. Comienza el acecho de las chicas, el Príncipe y Patricia construyen una especie de relación búrlona, simplemente a través de la expresión facial, que culmina tomando cada uno un ramo de heno recién segado de un carro que se cruza entre los militares y las residentes del convento. Castigos similares esperan a la pareja en cuanto llegen a casa: el Príncipe es informado de su inminente boda y Patricia abandonará el convento en un mes; negándose a cenar esa noche, ella le reza a la Virgen y al Niño para que ellos envíen a su príncipe a rescatarla; y, por supuesto, el milagro se produce cuando, deprimido por su destino, Wolfram decide tener una última aventura licenciosa antes de dar paso a las castrantes obligaciones que le aguardan a la mañana siguiente: ser embestido Consorte. Con la ayuda de un amigo secuestra a Patricia fingiendo un incendio en el convento; tras una cena romántica dónde el vino mana generosamente, ella se dá cuenta de que, tal vez, los sentimientos del príncipe son más profundos de lo que ella creyó inicialmente, pero aún así los planes de desflorar a Kelly persisten en él. Ella no se resiste demasiado, como queda claro en el siguiente diálogo:
-Patricia Kelly: Príncipe Wolfram, ¡"salvaje Wolfram"!; ¿sabe que muchas de las chicas del convento guardan una foto suya bajo el colchón?
-Príncipe Wolfram: ¿Tienes tú también una foto mía, Kelly?
-Patricia Kelly: ¡Por supuesto que no!; ¡yo guardo dos!
Esta lectura utópica, sin embargo, está manipulada por el úso de Stroheim de un dispositivo de creación del reflejo que estructura Kelly sobre una idealización de la vida en ese palacio y, en particular, de su príncipe. Patricia podría llegar a producir el amor real del príncipe pero, no olvidemos que éste amor es el resultado de una trampa elaborada por él que comienza con el secuestro de la joven, y utiliza todos los recursos de la "cultura", -con una decoración deslumbrante (incluyendo pinturas eróticas en los cuartos de Wolfram) que abruma a Patricia-, la cuál tiene abierta la puerta para que le dé el aire, entrando en un bosque dónde, hábilmente el director se las ingenió para sugerir la "naturaleza" en contraste con el artificio del interior del castillo, haciendo avanzar así los objetivos de Wolfram para llegar a este punto. Del mismo modo que él y sus soldados deslumbraban y acechaban a las chicas del convento, el Príncipe presiona sin cesar a Patricia, la hace navegar con ayuda del alcohol, le extrae sus más recónditas fantasías sexuales, oculta su ropa al aire libre, la agasaja, mariposea a su alrededor. Aún coincidiendo con Wolfram en que su decadencia futura le deprime, y en lo genuinamente conmovido que está el príncipe por los sentimientos de Kelly, no debemos dejar que los elaborados trajes y los bellos muebles nos ciegen, el hecho es que, pese a las payasadas que hace, el instinto depredador de Wolfram se refleja en el horriblemente lascivo lagarto con el que se compara visualmente a Jan en las secuencias de África (ambos son grandes viciosos y bebedores, ambos son hombres ambiciosos enfrentados a los establecimientos que tienen como figura central a la mujer, ambos cuentan con la ayuda de Patricia como elemento de presión). Stroheim, por supuesto, sabía que el esnobismo que todos llevamos dentro haría que esta dualidad moral de estos dos personajes masculinos fuera reprobada, lo que hace que la secuencia de África sea como una bofetada en la cara, que sin duda golpearía a Swanson, a la que no parecía importarle interpretar a una huerfanita de un convento que se vuelve una puta, pero señaló que no le gustaba nada la presencia de personajes lisiados, enfermos y depravados en el film. Con Kelly se produce la conexión entre los dos mundos cuando, bajo las grietas producidas por la presión emocional de la ceremonia de la boda espantosa, sustituye en una alucinación al sacerdote por un suplicante Wolfram, una vez más tiene lugar la apertura extraordinaria de unas posibilidades temáticas que nunca se exploraron. Simetricamente se crean las conexiones más inesperadas en toda la película, desde los dos matrimonios forzados, a los enlaces a través de ceremonias y uniformes entre el convento y el ejército, a las reflexiones y muchos estampados contrastes que conectan a la reina Regina V con la reina Kelly en sus ascensos, -tanto literales como narrativos-; narrados de forma alterna.
En primer lugar, hay una imagen o un motivo que interactúan, a menudo inesperadas evoluciones proporcionan gran ímpetu en la primera sección. La más flagrante es el motivo de un incendio, especialmente en lo canalizado por las velas, que funcionan tanto como objeto de goteo eréctil como en un nivel más espiritual a través de la iluminación, confundiendo los temas gemelos de la pasión sexual y religiosa; que se inició cuando Patricia, inspirada en un desnudo Cristo (el 'King'), enciende una vela en la capilla del convento rezando para ver el príncipe una vez más. A continuación, las masas de candelabros iluminan el anuncio del matrimonio no deseado del príncipe con la reina. La iluminación de los cigarros que enciende con la llama de una de las velas inspira al amigo Wolfram para percatarse del ramillete de heno que impulsa el príncipe a su plan, apropiadamente conducido por amour fou; -Stroheim se apropia del método surrealista de construír un armazón simbólico: es mediante el fuego que Wolfram desvía las monjas y secuestra a Patricia. El cada vez más sugerente marco de los candelabros culmina en la escena de la cena dónde el Príncipe se las ingenia para seducir a Kelly; es el voraz incendio desde la chimenea detrás de ella, lo que hace que Kelly exclame una frase con un claro doble sentido sexual: "¡Me abraso!", que finalmente la lleva a la habitación del príncipe, a la íra de la Reina, a la humillación por parte de ésta última, al intento de suicidio, a su regreso al convento, a la envenenada heréncia y a los puntos de las tramas narrativas importantes-. Este motivo también contribuye a un irónico contraste entre la luz y la oscuridad en la película, elaborada en el suelo con forma de tablero de ajedrez del palacio de la reina, y culminando con la tensión racial de la escena de la boda, dónde el colonialista depravado se casa con una niña irlandesa recién salida de un convento, en una boda conducida por un sacerdote africano, con dos prostitutas -una blanca y la otra negra- como damas de honor; Kelly halla el desprecio por todas partes. Con esta secuencia africana, restringida como es, no podemos saber cómo se podría haber desarrollado esta arma cargada. En otras imágenes y temáticas que interactúan en contrapunto se incluyen animales, (como en "Avaricia" el comportamiento depravado, pasivo o sibilino de algunos personajes es comparado visualmente con animales domésticos o silvestres: el consentido gato con pedigré de Regina V trata de arañar a los perritos de Wolfram, -ese gato es un trasunto del vello púbico, como ha quedado claro en la primera escena-; Jan lleva un lagarto sobre su hombro); y trajes (especialmente en los actos de vestirse, desvestirse y travestirse, -Wolfram coloca cuidadosamente a Kelly una casaca militar sobre el camisón-), para un cuento de hadas al revés, dónde los espejos suben y bajan literalmente, (los cuales se utilizan para estudiar un contraste entre los roles rígidos impuestos por la sociedad y la libertad de las identidades múltiples disponibles a través del sexo).
Las perversiones de la primera sección son despojados de sus adornos de primera clase en una secuencia en África que apesta a muerte, a enfermedad, a deformidad y a depravación. En su lecho de muerte, la tía de Patricia, dueña de un burdel sórdido, órdena a su sobrina casarse con su hombre que cojéa en todos los sentidos imaginables, Jan (Tully Marshall), quien ha estado esperando que palme la vieja para poder tomar el relevo. En una secuencia deliciosamente grotesca, -en la línea de la famosa escena de la boda/funeral de "Avaricia"-, la extremaunción es sucedida por una boda que sobrevuela el lecho de muerte, culminando la secuéncia con la muerte de la tía, Patricia se húnde en el envilecimiento; y el cojo Jan asciende al poder, pero sigue cojeando en su privielegiado y ánsiado puesto.
Contenía toda la verdad. Es característico el caso de "Hells Angels" (Los ángeles del infierno), la célebre película de aviación producida por Howard Hugues y estrictamente coetánea de "La reina Kelly" que, una véz empezada según la técnica muda, prosiguió con la sonora, repitiendo con diálogos las escenas que ya estaban hechas. No hubiera exigido mucho aplicar el mismo sistema a "La reina Kelly" pero lo grave del asunto residía en que en el film se abordaban temas tabú sin ningún tipo de disimulo, en la incapacidad de Stroheim de ceñirse a un plan de rodaje, cambiando constantemente la secuencia que debía rodarse, por lo general prevalecía su perfeccionismo enfermizo y su interés morboso por inyectar a las escenas imágenes más explícitas-; en los astronómicos gastos injustificados a los que ascendían sus rodajes y en las depravadas costumbres del cineasta, como organizar orgías durante el rodaje.
Presentación de Regina V en "QUEEN KELLY"
La escena en que 'Kitty' es azotada por Regina V en "QUEEN KELLY"
HELLO, SISTER! (1.933)
Mallory Boots fue la estrella de "Hello Sister!", la película que iba a llevarla a la cima. Lamentablemente, los jefes de la Fox estaban preocupados por el concepto sórdido de Erich Von Stroheim, y rápidamente lo reemplazaron por el mediocre Alan Crosland. La aspereza y la realidad que estaba en la película originalmente prevista fueron sustituidos por un niño obediente, que cumple todos los encargos de su padre con una sonrisa, que convirtió la película en "el romance de una chica en la gran ciudad". La crítica en el New York Times ensalzó las brillantes actuaciones de James Dunn y Mallory Boots, pero dijo sentir que la película se empantanara a medio camino en un desarrollo mediocre.
"HOLA, HERMANITA" apenas fué promocionada y rapidamente fué olvidada. Lamentablemente, Erich Von Stroheim nunca más fué encomendado a otra misión como director. Lo que sobrevive de su trabajo en esta película sugiere una vibrante y sórdida cuchillada a la vida americana de la época. En cambio, es un caso mucho más trágico el suyo; no podemos sinó conjeturar lo que pudo ser en una carrera que sufrió más en sus carnes que las calamidades que narraba en esta película.
Una recopilación a cargo de la Sra. Bates.
Versión filmada de la obra de Dawn Powell "Walking Down Broadway". Éste fue el primer film sonoro de Erich von Stroheim. Reconoció a Boots Mallory como su descubrimiento. La obra contaba la historia de una joven soltera enredada en un triángulo amoroso, y que quedaba embarazada. La versión filmada, sin embargo, sugería una relación lésbica entre el personaje de Mallory y el del personaje interpretado por Zasu Pitts. Otros aspectos de carácter sexual en el personaje interpretado por James Dunn fueron considerados demasiado atrevidos. Los ejecutivos de la Fox hicieron que el director Alfred L. Werker cortara drásticamente la versión de Von Stroheim, y que se rodaran escenas adicionales. La película fue lanzada finalmente con un nuevo título "Hello, Sister!" (¡Hola, hermanita!, 1933) con poca promoción, y no fue un éxito precisamente. La versión original de Von Stroheim nunca fue exhibida, y se considera perdida.
Este melodrama olvidado pertenece a una categoría especial: es una de esas películas con una historia detrás de las cámaras, dicha historia es más interesante que el material que finalmente llegó a la pantalla. Si tengo que juzgarla estrictamente en términos de contenido "¡HOLA, HERMANITA!", no es ni mala ni especialmente memorable. Es poco más que la historia de una chica en un mundo de hombres que trata de salir adelante en un entorno urbano, y aparte del toque excéntrico habitual de Stroheim, asomando tan solo ocasionalmente, no se distingue demasiado de la norma de los productos de Hollywood de la época. Teniendo en cuenta el talento involucrado en su realización y lo que podría haber sido la película, se me antoja como una gran decepción, que también marcó el ignominioso final de la grandiosa trayectoria de Erich von Stroheim.
Boots Mallory es 'Peggy'
Sinopsis: Millie (Zasu Pitts) y Peggy (Boots Mallory), son dos chicas de una ciudad pequeña que tratan de abrirse camino en la gran ciudad. Caminando por la calle Broadway, (título original de la película ), con la esperanza de conocer a un par de buenos chicos, conocen a Jimmy (James Dunn) y Mac (Ray Terence). Jimmy está enparejado con Millie, pero prefiere, con mucho, a la más bonita, Peggy. Todos juntos van a Coney Island, -hay algunas escenas rodadas en el Luna Park-, y volviendo a sus casas ven un perrito que ha sido atropellado.
Después de algunos meses, (y algunas noticias de un médico abortista), Peggy y Jimmy deciden casarse. El futuro parece prometedor, pero Millie está amargada y decide dar problemas. Mac le dice a Jimmy que "estuvo con Peggy la primera véz que se conocieron", y Millie le respalda. En realidad Mac había tratado de violar a Peggy pero fue detenido por Mona (Minna Gombell). Jimmy está angustiado y no se decide a sacar la licencia para unirse a Peggy en matrimonio.
Millie tiene un ataque de lucidez y cuenta a Jimmy que estaba celosa de su amor por Peggy. Hay entonces una explosión en la vivienda de Peggy. Una pequeña subtrama en la que participa un inquilino borracho que tiene explosivos en su habitación. Por supuesto Peggy y Jimmy se reúnen de nuevo y miran hacia un futuro prometedor juntos.
James Dunn es 'Jimmy'
La influencia de Von Stroheim es muy evidente, el estado de ánimo subyacente en el film es sombrío. ¿Por qué el cambio de título? es un misterio: "Hello Sister!" suena como una comedia. Zasu Pitts, anunciada como la estrella femenina, fué definitivamente una actriz de apoyo. Stroheim tenía una gran fé en la capacidad dramática de Pitts. Estaba magnífica como la miserable Trina de "Avaricia", un papel protagonista en un drama, pero sus gestos y su voz peculiar éran los idóneos para una actriz de reparto de comedias. Al parecer, en la versión de Von Stroheim de "Hello Sister!", el papel de Pitts éra el de una novia psicópata, pero otro director puso de su parte y eso fué lo que hizo que Pitts terminara siendo una solterona ridícula de comedia. Boots Mallory era una damita encantadora, una heroína urbana que merecía una mejor carrera. Desafortunadamente, tras "Hello Sister!" su carrera no tuvo continuidad.
Zasu Pitts es 'Millie'
El proyecto comenzó con una obra de teatro del novelista Dawn Powell titulada "Walking Down Broadway", sobre las preocupaciones de dos mujeres jóvenes que llegan a Nueva York desde una pequeña ciudad y les resulta muy difícil encontrar hombres decentes. Una de ellas, Madge, conoce a un tipo. Se enamoran, y ella se queda embarazada. Los amantes discuten y se separan. Una amiga de Madge la ayuda a abortar, y ella finalmente se reúne con su novio. La obra de Powell no despertaba especial interés inicialmente. pero el autor se las arregló para venderla a los Estudios Fox. ("Walking Down Broadway" finalmente se estrenó de forma tardía por la Compañía Casa de la Moneda del Teatro de Nueva York en 2005, cuarenta años después de la muerte de Powell). Incluso en la era prévia al "Código de la interrupción de un embarazo", este es un tema tabú, pero el diálogo de Powell és agudo y penetrante, y la historia del romance con problemas en la gran ciudad presentaba potencialmente un drama de eficacia en la pantalla.
Erich von Stroheim en la época que dirigió este film
Dawn Powell era una especie de Dorothy Parker de los pobres, un escritor bromista con las observaciones extraordinariamente sagaces sobre Nueva York, los problemas del chico-conoce-chica, y sobre todo, estaba posicionado con los problemas de los años ´20 y ´30. Todas esas cualidades están presentes en su obra "Walking Down Broadway".
Por extraño que parezca, el primer director asociado a este proyecto no era otro que Erich Von Stroheim. Stroheim no es el primer nombre que viene a la mente para el material de esta naturaleza: era más conocido por su trabajo en la época del cine mudo, por sus cuentos mundanos y sórdidos de la decadencia aristocrática, a menudo situados en Europa antes de la Primera Guerra Mundial. La historia de Powell era contemporánea y se refería a la lucha de los jóvenes, de clase media, con todos los tipos americanos actualizados, más en la línea de "LA MULTITUD" de King Vidor que de los espectáculos imperiales de Stroheim. Por otra parte Stroheim también había dirigido la magistral y feroz "AVARICIA", denunciando los problemas de los inmigrantes mal aclimatados en América. Pero él no había dirigido aún una película sonora, y su posición en Hollywood en ese momento era débil en extremo. Stroheim fue conocido por la extravagancia con los presupuestos y el comportamiento extraño en el set. Y lo que és más, tal vez, no había tenido un éxito en su haber desde mediados de los años 20, y fue culpado por el fracaso de "LA REINA KELLY", una colaboración sin terminar con Gloria Swanson quién perdió una fortuna con el proyecto. Pero el resultado fué filtrado y estandarizado en esta adaptación por el estudio, un proyecto que se inició por Erich von Stroheim y fué concluido por otros. Producida por William Fox y sometida por el rígido Código Hays, tiene una vivacidad insólita: su héroe y la heroína, una dulce pareja joven que se enfrentan a un fatal acontecimiento antes del matrimonio bendecido, lucharán juntos ante la adversidad.
No está claro si Stroheim eligió la obra de Powell, o si fué la oficina de William Fox quién se la asignó a él, pero una vez que se puso a trabajar en él proyecto lo hizo con gusto. Manteniendo la historia básica de dos mujeres de un pequeño pueblo en la gran ciudad Stroheim hizo una serie de cambios. Al personaje femenino central fue cambiado el nombre de Peggy, y el papel de su compañera de habitación,(en la obra era una gordita que se reía al coquetear), fue cambiado y en la película este personaje aparece como una solterona neurótica llamada Minnie, -interpretado por una de las actrices preferidas de Stroheim, Zasu Pitts-. Recién llegada a Hollywood, Boots Mallory fue fichada como Peggy, mientras que Jimmy, el joven que atrae a Peggy, fue interpretado por "el chico típico americano" de la Fox James Dunn. Mallory fue una buena elección, fresca y bonita, y sin embargo, carente de carisma; Dunn fué un error de casting: él tenía 30 años y parecía más viejo, es difícil aceptar su Jimmy como inexperto e ingenuo. James Dunn, que había estado en los escenarios, era el protegido de Fox, un "joven de ciudad". En muchas de sus películas siempre tenía un lado oscuro. También cantaba y bailaba a menudo en musicales con Shirley Temple, pero también se asoció con la hermosa Sally Eilers y con Mallory Boots.
Mallory Boots fue la estrella de "Hello Sister!", la película que iba a llevarla a la cima. Lamentablemente, los jefes de la Fox estaban preocupados por el concepto sórdido de Erich Von Stroheim, y rápidamente lo reemplazaron por el mediocre Alan Crosland. La aspereza y la realidad que estaba en la película originalmente prevista fueron sustituidos por un niño obediente, que cumple todos los encargos de su padre con una sonrisa, que convirtió la película en "el romance de una chica en la gran ciudad". La crítica en el New York Times ensalzó las brillantes actuaciones de James Dunn y Mallory Boots, pero dijo sentir que la película se empantanara a medio camino en un desarrollo mediocre.
Stroheim dió rienda suelta a su legendario carácter y lo convirtió en un canalla que intenta violar a Peggy, y también inventó una secuencia en la que Minnie cae en la desesperación y utiliza un horno de gas para intentar suicidarse. El gas provoca una explosión y un incendio que abraza el edificio de apartamentos de las dos mujeres, lo que lleva a un clímax lleno de acción muy diferente, (es decir, más "Made In Hollywood ") que la exaltación nostálgica que destila la obra que sirve como base, escrita por Dawn Powell.
Pero las apreciaciones de Powell se vean comprometidas por: 1) el alivio cómico no adecuado en momentos clave; 2) conseguir de Zasu Pitts un papel secundario poco matizado y con extraños giros de carácter, un personaje que no tiene sentido; y 3) crear una realidad falsa, especialmente en el invento del clímax del tercer acto.
Pero las apreciaciones de Powell se vean comprometidas por: 1) el alivio cómico no adecuado en momentos clave; 2) conseguir de Zasu Pitts un papel secundario poco matizado y con extraños giros de carácter, un personaje que no tiene sentido; y 3) crear una realidad falsa, especialmente en el invento del clímax del tercer acto.
Stroheim terminó su trabajo en el proyecto en el otoño de 1932, a tiempo y dentro del presupuesto asignado, pero, como tantas veces ocurrió en su carrera, -que era una cruzada perdida con el sistema de los grandes estudios y sus estrellas-, los problemas estallaron casi de inmediato. La película de Stroheim era demasiado cruda, y eso preocupó al jefazo de la Fox. Al mismo tiempo, una lucha de poder entre los ejecutivos del estudio dió lugar a la ascensión de otro productor, Sol Wurtzel, que prefería los productos escapistas y ligeros. Wurtzel y Stroheim se despreciaban mutuamente, y fue Wurtzel quién optó por traer a un nuevo director y otro guionista para rodar la película de nuevo. El nombre de Stroheim fué retirado de los créditos y la mayor parte de su metraje fue desechado, y algunos de sus escenas fueron montadas con el material rodado por otros. Es la versión híbrida de la película la que se mantiene hoy en día.
Zasu Pitts en los años 20Habida cuenta de su turbulenta historia , la película es excepcionalmente difícil de evaluar de manera objetiva. Como era de esperar, el tono es inconsistente. Con gran parte del material con Mallory, Dunn y Pitts dá la sensación de que estamos viendo una comedia, -o un rutinario drama-; mientras que otras secuencias, -como el intento de violación de Mac hacia Peggy-, son sorprendentemente intensos. Incluso esta secuencia se vé socavada por la inserción de un "alivio cómico", agregado tras la expulsión de Stroheim. Peor aún es la parte dónde un actor llamado Will Stanton, que se especializaba en interpretar a borrachos, fue metido en la historia con calzador en un papel recurrente. Minnie ya no intento de suicidarse en la nueva versión de la película, sino que es el supuestamente divertido y bebedor Stanton quién causa el fuego del clímax. Si eso pretendía ser un alivio cómico los de la Fox fallaron etrepitosamente.
"HOLA, HERMANITA" apenas fué promocionada y rapidamente fué olvidada. Lamentablemente, Erich Von Stroheim nunca más fué encomendado a otra misión como director. Lo que sobrevive de su trabajo en esta película sugiere una vibrante y sórdida cuchillada a la vida americana de la época. En cambio, es un caso mucho más trágico el suyo; no podemos sinó conjeturar lo que pudo ser en una carrera que sufrió más en sus carnes que las calamidades que narraba en esta película.
Una recopilación a cargo de la Sra. Bates.
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